O la versión venezolana de La Bella y la Bestia

El Alcalde y la Periodista

Sin pretender entrar en contradicción con las opiniones del defensor del pueblo y el Vicepresidente de la República, que condenaron la actitud del alcalde Barreto en su impasse con la periodista Gabriela Matute de Goebbelsvisión, quiero erigirme en abogado del diablo. Estoy de acuerdo que las formas, ante cualquier provocación o intento provocador, deben mantenerse, porque es la mejor manera para que, quien pretenda ofendernos, incordiarnos, insultarnos, se descalifique por si mismo, es una actitud inteligente, que pondrá a los testigos a favor del agraviado y en contra del agraviador. Esto está fuera de toda duda, pero se trata de no perder la compostura, aún cuando haya motivos para ello y no significa que tengamos poner la otra mejilla como signo de sumisión. Habrá que tomar un término medio donde hagamos caso omiso a la ordinariez, desvergüenza, prepotencia y descalificaciones, respondiendo con mesura a tanto despropósito. Hasta aquí lo más parecido a un manual de
formas y maneras.

Ahora yo pregunto ¿Creen ustedes humanamente posible ser ponderados y mantener la sangre fría, guardando las formas, ante los ataques psico-terroristas, que utilizan a la mujer, como instrumento perceptivo de protección y solidaridad, para provocar de la persona objeto de sus insidias, una actitud que sea rechazada por la opinión pública? Sinceramente creo que es difícil, porque no se trata solamente del momento puntual como el caso que nos ocupa, sino que en él se reúne todo lo que este centro de terror mediático, que es Goebbelsvisión, (así lo llamo porque Goebbels representó en la Alemania nazi, el terrorismo mediático y la persecución de las ideas, utilizando la guerra psicológica, para sus propósitos y Globovisión le hace honor.) utiliza todos los días contra dirigentes y personeros del gobierno, demonizándolos y agraviándolos, creando una matriz de opinión negativa, que incluye el ataque personal a su privacidad, partiendo siempre de la primicia, que una mentira
repetida mil veces, acaba convirtiéndose en verdad.

Para que tengan una idea, mientras escribía esta nota escuché, en el programa Primera Página de Goebbelsvisión, a la periodista Ana Karina Villalba (en esta pseudo periodista se reúnen todas las maldades que uno se pueda imaginar, incluyendo el culto al cinismo y la hipocresía), comentar la controversia entre el alcalde y la periodista y tuvo la desfachatez de intentar descalificar a Barreto, acusándolo de misógino, además de comentarios insidiosos y faltos de respeto. ¿Se puede mantener la presencia de ánimo sosegada, ante los ataques e improperios que día a día, esa casa de la oscuridad, inocula a sus incondicionales, sobretodo en los momentos que los dirigentes están saturados de cansancio y emociones cumpliendo con su deber, tratando de llevar la tranquilidad a cientos de damnificados que, como consecuencia de la insensible meteorología, se encuentran en situación precaria y necesitan rápida solución? Se deberá hacer dirán ustedes, tendrá que hacerse digo yo,

pero ¡cuan difícil es!, y cuando lo visceral puede a lo neuronal como en este caso, hay que acudir a la bondad de espíritu y disculparlos, entendiendo su reacción como consecuencia de la carga de adrenalina y el resabio por los insultos y descalificaciones que día a día, estas personas públicas reciben.

Emulando a Salomón y desprejuiciado de los hechos en su contexto, absuelvo al alcalde, en el papel de Bestia que le han endilgado, y lo hago en detrimento de la Bella, disfrazada de periodista, manipuladora y manipulada como ariete contra el gobierno. Quisieran tener algunas Bellas la calidad humana de la Bestia. Ayer, como era de esperar, el alcalde Barreto dió demostración de ello al dirigirse a la periodista, en tono conciliador, para dejar zanjado el asunto, dejando claro que hubo exceso de ambas partes. Pero yo insisto que lo que ocurrió fue el resultado, de una situación provocada para conseguir esa reacción visceral del alcalde, lo que llamamos “relación causa efecto”.

Quiero recordar las palabras que Barreto, a la entrada de la Catedral, lanzó a los periodistas que esperaban en la puerta y que yo entiendo como un dardo dirigido a su hipocresía: “Recen para que parezcan cristianos”. Para nadie es un secreto que estos periodistas más que cumplir con su labor profesional, que aprendieron en la Escuela de Periodismo, fungen de brigada de choque al servicio de la oligarquía mediática para la que trabajan.

Valga el momento para recordar y respaldar la propuesta, hecha por el camarada Martín Guédez en dos ocasiones, para realizar un referendo con el objetivo de acabar con lo que él llama Pandemia desinformativa, que pretende acabar con la salud mental de muchos venezolanos a los que mantiene cautivos en una telaraña de desinformación.

¿Por qué tenemos que vivir inmersos en este terror mediático, cuando en otras partes del mundo, con gobiernos democráticos, no lo permitirían?

En el interés de la salud mental de todos los venezolanos y respetando la libertad de expresión, se impone una regulación de los medios que utilizan como arma arrojadiza, el odio, la desinformación y la división. Se hace impostergable la reforma de la Ley de Responsabilidad Civil en Radio y Televisión. La única duda sería si es posible hacerla en un año electoral, que pudiera desviar la atención que debemos dedicar a la reelección de nuestro presidente, haciéndole el juego a la oposición. Pero se debe pensar en el año próximo como tope y donde la proposición tendrá manifiesto apoyo popular bajo las consignas:

-¡No a la manipulación de sentimientos y voluntades por parte de los medios fascistas!
-¡Por el derecho a una información veraz, no al terrorismo mediático!

-¡Reforma ya!


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Francisco J. Torres


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