...”la clase obrera no puede limitarse simplemente
a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está
y a servirse de ella para sus propios fines”
Carlos Marx
La guerra civil en Francia
En 1871 y luego de 60 días de gobierno obrero en Francia, el Estado burgués masacró más de 30 mil obreras y obreros, poniendo de manifiesto “a qué insensatas crueldades de venganza es capaz de acudir, tan pronto como el proletariado se atreve a enfrentarse con ella, como clase aparte” (Marx). De esta manera se pretendió poner punto final a la Comuna como forma de organización y autogobierno de las y los trabajadores productivos en relaciones no capitalistas.
La experiencia, conocida como La Comuna de París, “era la única forma de gobierno posible, en un momento en que la burguesía había perdido ya la facultad de gobernar la nación y la clase obrera no la había adquirido aún”, según lo define el propio Carlos Marx en el texto de La guerra civil en Francia (capítulo tres), en alusión a ese fenómeno revolucionario de finales del siglo XIX.
La comuna representaba, en palabras de Marx, lo mismo que mucho más tarde aludiría el marxista italiano Antonio Gramsci, al referirse al momento histórico en el cual una forma social de producir los bienes materiales en condiciones capitalistas no termina de morir, mientras que la nueva forma no capitalista (proletaria, socialista... comunista) tampoco termina de nacer. Frase esta última, que fue citada infinidad de veces por nuestro Comandante Supremo en alusión al proceso que estamos viviendo en Venezuela con la Revolución Bolivariana.
Entiendo que en la propuesta de impulsar, desde “la máquina del Estado tal como está”, las comunas y crear una institución de gestión del poder popular de las mismas, un ministerio para esa acción de fomentar la organización popular, nunca pretendió sustituir al pueblo ni a la unidad obrera en su tarea. Pero, es comprensible que, contando con un gobierno revolucionario que funciona en la misma estructura de poder heredada desde la colonia y “reformada” hasta el período de la denominada Cuarta República, levanta o erige propuestas y respuestas, como las misiones, lo que se busca es crear el “espacio histórico” para las comunas.
Recuerdo a nuestro Comandante eterno preguntándose, en voz alta y por transmisión radiotelevisada, si tendría que eliminar el Ministerio de las Comunas. No se trataba de un asomo de inseguridad, sino de firmeza en la idea originaria de las comunas en el sentido de la guerra civil en Francia y en lo expresado por Marx cuando establece distancia de éstas y las comunas feudales ya que “esta nueva Comuna que quiebra el poder estatal moderno” pero “ha sido confundida con una reproducción de las comunas medievales”.
La Venezuela del “caracazo” de 1989, en gran medida tuvo su similitud con la Comuna de París, incluida la masacre ordenada desde el poder burgués contra un pueblo (proletariado) que se atrevió a enfrentarse a ella y a su expresión imperialista y neoliberal (ver: IPB. La Comuna de Caracas, Suplemento Cultural de Últimas Noticias, 4 de marzo de 1990). Quizás con la única gran diferencia, entre Caracas 1989 y París 1817, de que la primera no hizo patente de manera explícita y organizativa, en aquel momento, “por ahora”, las razones de sus fines de clase.
Hoy, más que nunca, nuestro proceso descolonizador, independentista y constructivo de la Patria socialista, requiere de las comunas como pilar fundamental del mismo, de la producción social y de la organización popular. Pero, las comunas no se decretan, se apoyan desde un Estado fuerte y en transformación, como éste de la Revolución Bolivariana y su gobierno chavista.