Luego de una prolongada espera, finalmente se conocieron los resultados de lo que suponemos es la primera etapa del “proceso del sacudón”, denominado así por el Presidente Maduro, quien anunciaba “Vamos a una sacudida completa de los mecanismos de Gobierno para entrar en una etapa de eficiencia verdadera”. Generó así altísimas expectativas y nos preparamos para una movida violenta, rápida y estremecedora. La expectación fue sazonada por el providencialismo, inmediatez e impaciencia que nos definen y condicionan. Todo ello a la sombra de un Estado rentista paternalista que cobija el perverso juego político instaurado entre gobierno y oposición.
De acuerdo a lo que el Presidente ha comunicado, el “proceso del sacudón” incluye tres elementos claves: “el sacudón de las estructuras del estado, la ofensiva económica” y un ambiguo tercer punto “los ámbitos sociales”.
En ese orden, los anuncios del 2 de septiembre, corresponden a la primera etapa, el Plan de transformación de la Administración Pública, que recoge los resultados del diagnóstico y “revisión exhaustiva de toda la gestión en la administración pública”. Reordenamiento estructural que, según Maduro, persigue dos objetivos centrales "La eficiencia en la ejecución de las políticas públicas y la articulación de mecanismos de Gobierno… para entrar en una etapa de eficiencia verdadera… ".
Finalizado el ciclo de la transformación del Estado -con una estructura, mecanismos y equipo acorde a la estrategia que se quiere acometer- se debería pasar al segundo momento, el plan u “ofensiva económica”. Etapa en la que además de enfrentar la crisis económica hay que derrotar el burocratismo, la corrupción y la impunidad.
El diseño del Estado se complementa con las 5 “Grandes Revoluciones dentro de la revolución" y la incorporación del Consejo Presidencial del Gobierno Popular al organigrama del Gabinete Ejecutivo. Instancias que parecen anunciar una nueva etapa de la revolución, para, en palabras de Maduro "cambiarlo todo, para servir al pueblo cada vez más”.
La oposición automática, habituada al antagonismo irreflexivo, se dio a la mecánica tarea de descalificar el Plan presentado por el Presidente, a quien calificó de “perdido en el espacio”. Cual novia de pueblo “vestida y alborotada” quedó a la espera de las medidas económicas y, en su desesperanza, desestimó inicialmente el alcance del “sacudón”. Amanece asustada.