La Asamblea Nacional Constituyente nace con el importante apoyo electoral de 8.089.320 votos y altísimas expectativas de la ciudadanía. De no dar respuesta efectiva en el corto y mediano plazo, las esperanzas se convertirán en riesgos que indudablemente afectarán su credibilidad, legitimidad y conducirán a resultados adversos a su intención original.
El extraordinario triunfo de la Asamblea Nacional Constituyente no debe interpretarse como la batalla final, debe valorarse como reto histórico, un compromiso con el país y la obligación de ser representativa, democrática y pluralista, aun cuando el oposicionismo no haya participado oficialmente en el proceso electoral.
Debe evitar la repetición y reiteración del discurso político-electoral. No debe perderse en retórica discursiva, en ironía, descalificación y destrucción del otro.
No debe solazarse en el uso de la retórica en tanto discurso persuasivo, en detrimento del contenido y la argumentación. Aun cuando, es importante atraer la atención por medio de la empatía y la emocionalidad, la atención debe centrase en argumentos lógicos que den respuesta a los objetivos que se plantea.
Debe ser una instancia incluyente, desarrollar estrategias para la incorporación de todas las voces y “dar espacio a nuevas formas de democracia protagónica, participativa y directa”. Debe evitar convertirse en brazo del Ejecutivo Nacional, legislar para el país y no en pro o en contra un determinado sector político. No debe interpretarse como trinchera para derrotar al enemigo político debilitado y, además, conducido al terreno electoral. Debe cumplir con el mandato de “ganar la paz y reafirmar los valores de la justicia a través del diálogo nacional”.
La Asamblea Nacional Constituyente está obligada a tratar con urgencia el tema económico y, en un plazo breve, dar respuesta a la crisis que se profundiza aceleradamente.
¿Podrá evitar tales tentaciones? ¿Será capaz de sortear tantos obstáculos? ¿Cederá a la tentación de convertirse en una suerte de tribunal Constituyente? ¿Se convertirá en la Asamblea Nacional Constituyente de toda la ciudadanía venezolana? … ¡Amanecerá y veremos!