Ya en este momento de su gestión administrativa, todos los críticos quedaron sin argumentos. Cada acción es un éxito, las enseñanzas de nuestro líder eterno están siempre presentes. Con el presidente Nicolás Maduro no han podido guarimbas, no ha podido guerra económica, ni movimientos internacionales financiados y promovidos por el capitalismo. Su solo nombre proyecta respeto, así como le decía El comandante, también le dice el pueblo, ese glorioso pueblo agradecido de las políticas públicas del proceso revolucionario, esos que estaban olvidados, esperando envejecer para morir. Toda esa clase popular se identifica con el hombre y es sorprendente como le llaman Nicolás, con la confianza y el cariño de alguien que está en el corazón de los más humildes y por supuesto en la clase media repotenciada y defendida por el ejecutivo nacional. Maduro ha demostrado ser un hombre de estado, la reciente intervención en Nueva York, en la ONU en donde Hugo Chávez dijo que olía a azufre, luego de la intervención del presidente norteamericano. Allí, Maduro dictó cátedra de alta política. Inició la alocución sin pepitas en la lengua, pidiendo de una vez el ajuste del sistema de las Naciones Unidas, puesto que era necesario luego de 70 años. Dijo verdades que basadas en estudios científicos hablan del gran daño que hace el sistema capitalista. Argumentó que hoy estamos en un mundo muy distinto al que se vivía en el 1945, hoy vivimos una época pluripolar, multipolar, con nuevos actores en el mundo. Dentro del escenario del crecimiento desbordado para satisfacer el consumo provocado, por los poderosos, señaló el cambio climático, advirtiendo de la necesidad de tomar urgentes medidas porque después será tarde No perdió el tiempo mientras fue canciller, maneja a la perfección la problemática internacional. Pidió la liberación del preso más antiguo que existe hoy, Oscar López Rivera, su único pecado fue haber pedido la independencia de su patria, Puerto Rico. En la ONU se demostró una vez más que Chávez, dejó al país en muy buenas manos, que así como no pudieron con él, mucho menos podrán con Maduro, tal como lo advirtiera en la alocución neoyorquina. La capacidad visionaria de nuestro máximo líder logró preparar a Nicolás Maduro para soportar y vencer todas las adversidades.
Delegado del PSUV
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