El pueblo bolivariano y chavista ha jurado lealtad absoluta al Comandante Chávez. Aún después de su ausencia física, su legado sigue extendiendo sus fronteras y dirige la corriente emancipadora no solo en los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, sino también en Europa y Asia, donde existe un importante número de líderes demócratas y dignos representantes de la libertad.
Su proclama aquel 8 de diciembre nos sacude con fuerza al pensar cómo un hombre sometido a tanta presión por la dura batalla que se le avecinaba, aunado a la feroz campaña mediática de los carroñeros y detractores de oficio, podía dejar a un lado sus propios asuntos para ocuparse del país y trazar una estrategia que garantizara la profundización del Socialismo Bolivariano. ¡Amor y humildad en su máxima expresión!
Junto a su hijo, el primer presidente Chavista, Nicolás Maduro; el pueblo se ha mantenido al lado de sus ideales y ha hecho cumplir el Plan de la Patria a pesar de las condiciones y escenarios más adversos como las crisis impuestas por las guarimbas, el sabotaje y la guerra económica. Una sencilla pero contundente muestra de que esta Revolución es irreversible, emulando las palabras de nuestro camarada Robert Serra.
La lealtad más allá de la vida, no es una cualidad que salte a la vista fácilmente en estos días. Sin embargo, eso es lo que nos hace grande como pueblo. Sumado a esto, la disciplina de nuestra militancia no tiene comparación, por eso no en vano somos el bloque político más sólido de nuestra región.
Ahora bien, la dirigencia de los partidos que hacemos vida en el chavismo tenemos que estar a la altura también de este sabio y noble pueblo. Tenemos que ser leales y dignos para llevar a puerto seguro la esencia de la Revolución Bolivariana, practicar y predicar el evangelio de la justicia social y la ética revolucionaria.
Siguiendo esa línea a un lado deben quedar las mezquinas y malsanas apetencias personales para dar paso a lo colectivo, como una verdadera muestra de lealtad al Comandante Eterno; haciendo uso correcto de sus enseñanzas sin temor a equivocarnos, pues transitamos por el camino de Chávez. ¡Sigamos venciendo!
