El deterioro de la calidad de vida ha sido ampliamente denunciado a través de documentos internacionales y de cada nación separadamente. En 1945 se realizó en San Francisco, California (26- 6- 45), la Conferencia de las Naciones Unidas, de ese evento emana la Carta de las Naciones Unidas donde hay un compromiso de las generaciones presentes con el futuro del mundo. En dicho documento se señala la necesidad de unificar esfuerzos en busca de la paz, el respeto a los derechos humanos y la calidad de vida. La primera parte del documento constituye una declaración de compromiso universal.
"NOSOTROS LOS PUEBLOS DE LAS NACIONES UNIDAS resueltos a preservar las generaciones venideras del flagelo de la guerra , que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmarla fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cualespuedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional a promover el progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad..."
Luego continúan las decisiones, propósitos y principios.
Esta carta , nos atrevemos a decir que forma parte de los fundamentos actuales de la ecología, definida por Ernest Haekel en 1866 como "La ciencia que se ocupa de la interdependencia entre los organismos vivos y su medio".Las organizaciónes conservacionistas venezolanas la definen como
"La disciplina de las interrelaciones y la conservación de la Naturaleza". La hipótesis Gaia (GEA) considera a la tierra como un organismo vivo porque en ella sucede la vida, la muerte y las transformaciones por ello cualquier acción buena o mala tiene consecuencias globales. De allí la intrínseca necesidad de la planificación y estudios proactivos.
Cuando se hacen esfuerzos para restaurar y conservar la paz son acciones que trascienden y se irradian en múltiples direcciones. Hay una coexistencia entre la paz el respeto a los derechos humanos y la ecología. No es posible ser ecologista o conservacionista sin tener alguna disposición para defender los derechos humanos fundamentales, para no considerar la paz, la justicia y la libertad como grandes necesidades de la humanidad, por lo tanto, para lograr la paz y la armonía no deben existir razones políticas, económicas, históricas, religiosas, biológicas, etc. que no puedan ser estudiadas y negociadas.
En medio de la paz se puede trabajar, estudiar y amar. Vivir en paz no es solamente en ausenciaa de guerra declarada. Es también gozar de seguridad social y poder transitar por las calles y los parques, dormir tranquilo sin la presencia potencial de delincuentes en acción permanente.
Una revisión de los gobiernos a la Carta de Las Naciones Unidas sería de gran provecho, como apoyo
a cualquier acción justa, como guía para rechazar acciones que puedan atropellar la presencia de la vida, envenenar los espacios y las aguas y humillar la condición humana.
Los estadistas deberían ser personas con una gran capacidad para asimilar y procesar los pro y los contras del conocimiento científico y no ponerlos al servicio de la destrucción de lo positivo y necesario, tener sentido de ponderación en el uso del mismo y una paciencia para sostener guerras verbales, es decir, intercambiar palabras en vez de disparos y otras armas convencionales; no pretender que los hombres ganen o pierdan si no que lo haga la justicia.
Deseo que la inteligencia, presente en la especie humana, ponga fin a las prolongados guerras , a los bloqueos económicos, a los éxodos deseperados y a la destrucción de los recursos naturales, especialmente al más delicado de todos, el hombre.
La educación ambiental, a todos los niveles estudiantiles, estratos sociales, grupos etarios, organizaciones cívicas y populares, etc. Podría constituir una vía para el logro de una vida más armónica dentro de un país lleno de posibilidades como lo es Venezuela. Es impostergable aplicar con profundidad la educación ambiental como instrumento para la paz , las interrelaciones y la convivencia.
Desde las organizaciones ambientalistas no gubernamentales, hacemos un llamado a la incorporación formal al trabajo ambientalista , en busca de la consolidación de principios que harían del niño un hombre capaz de servirse de la naturaleza sin destruirla.
Los que hacemos vida activista , nos damos cuenta que las generaciones adultas, incluyendo la tercera edad, nos ofrece pocas posibilidades de recuperación del potencial espiritual. Presenta una actitud impenetrable a las nuevas enseñanzas, a las correspondencias entre las palabras y los hechos. El planeta necesita de una revolución espiritual en cada uno de nosotros y en el mundo entero .Siempre necesitamos tener una meta, intuir la presencia de una estrella para ir hacia su luz. Por ahora la infancia es la estrella , pero hay mucha niebla en su camino, y nosotros, la generación adulta estamos destinados a borrarla. Niebla que es irradiada por la generación madura con la demostración de poca capacidad para respetar la intuición y la ciencia, los compromisos y las responsabilidades. Si no es posible la renovación mental de nuestra generación , permitamos a los niños educarse para la convivencia.