Brecha. Uruguay, enero del 2003.
Intesa, empresa que integra Petróleos de Venezuela (PDVSA) con la estadounidense SAIC, controla toda la información de la estatal venezolana. Fue un proyecto promovido por la llamada "nómina mayor" y pone en manos de SAIC, fachada de organismos de seguridad estadounidenses, toda la información e inteligencia.
Intesa nació en 1999 de la unión de PDVSA y la trasnacional Science Applications International Corporation (SAIC) para crear una empresa de outsourcing en materia de informática. El capital inicial lo aportó Venezuela, que sólo tuvo derecho al 40 por ciento de las acciones. La misión de la empresa -obviamente no la que se publicitó- era la de controlar la información de todas las computadoras de PDVSA. La justificación fue que bajo ese esquema los costos en los servicios de computación descenderían drásticamente. Pero no sucedió así, y en estos momentos SAIC cobra a su socia PDVSA cerca de 80 millones de dólares.
Lo más importante es que Intesa controla toda la información vital de PDVSA. La maneja y hasta la puede intervenir a voluntad y sin reparos. Sus servidores alojan todos los datos financieros, técnicos, presupuestarios y de negocios de la empresa. Puede, tal y como amenazan regularmente, hasta hacerla desaparecer creando un caos de magnitudes inusitadas. En el mundo tal actitud no sorprende: SAIC suele actuar de forma arbitraria e impune.
Las ganancias anuales de SAIC son de 2 mil millones de dólares y en un 90 por ciento provienen de contratos con el gobierno estadounidense en el área de defensa e inteligencia. El giro actual de negocios de Intesa en América Latina es de más 300 millones de dólares y es la empresa más grande en provisión de servicios de tecnología de información en la región.
Su presidente en Venezuela es Pablo Orsolani, empresario que tiene muchos negocios, como la construcción -con su socio Foster Wheelers- de una planta productora de hidrógeno (sirve para reducir contenidos de azufre en el petróleo para mejorar su calidad y precio) al costo de 50 millones de dólares. Lo malo es que todos son con PDVSA y siempre con su socio SAIC.
UN EQUIPO DE ASALTO
El control en el campo de la informática de PDVSA lo mantiene Intesa, que es un proyecto promovido por los "expertos" de la llamada nómina mayor de la empresa estatal venezolana. A estos gerentes parece que ya no les alcanza con tener el control informático de la estatal, sino que tienen pretensiones políticas, para lo cual se han asociado a algunos financistas venezolanos como Tobías Carrero Nácar (Multinacional de Seguros), y tienen como mentor y orientador político a Luis Miquilena, quien fue ministro del Interior del gobierno de Hugo Chávez y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente.
Este equipo busca varios objetivos: controlar la información y los negocios de la industria; vigilar la dirección política del saboteo petrolero, mantener relación con los grupos de poder económico y político asociados a SAIC en Estados Unidos; y dar cohesión a los intereses de los empresarios criollos cuya meta es mantener sus negocios con la industria o los que deriven de la futura liquidación de PDVSA.
SAIC, socia de Intesa, está sindicada en Estados Unidos como poseedora del cuerpo directivo más selecto de los ex militares de inteligencia del ejército. Cuenta entre sus administradores a antiguos secretarios de Defensa, como William Perry y Melvin Laird, y los más importante ex directores de la CIA, John Deutsch y Robert Gates, entre otros.
Actualmente tiene como administradores al general Wayne Downing (quien fue comandante en jefe de las fuerzas especiales de Estados Unidos), al general Jasper Welch (ex coordinador del Consejo Nacional de Seguridad), y al almirante Bobby Ray Inman, ex director de la Agencia Nacional de Seguridad y antiguo director de la CIA.
El actual presidente de SAIC, J R Beyster, es miembro del Comité Asesor de Seguridad en Telecomunicaciones. Se trata de una pieza importante en el sistema de identidad y seguridad nacional estadounidense, un organismo transversal de 30 personas que reúne a los diferentes miembros de los servicios secretos de Estados Unidos, y que está asociado con los dueños de las sociedades privadas de producción de tecnologías vinculadas a las comunidades de control y espionaje de las comunicaciones.
Además, SAIC es la encargada de desarrollar el sistema informático de defensa del Departamento de Defensa de Estados Unidos, y está instalada en los centros de decisión de las principales empresas petroleras del mundo, como bp-Amoco, la principal competencia internacional de PDVSA. SAIC ha ganado los contratos más importantes para el diseño de los sistemas de defensa y ataque aeroespacial mundial del gobierno de Estados Unidos. No hay forma militar que no conozca y controle.
NOMBRES QUE DAN MIEDO
Sin duda es por el nombre de sus directores que SAIC ha conseguido sus contratos con la administración estadounidense. Veamos algunos de ellos: almirante Bobby Inman, director principal de la CIA; Melvin Laird, secretario de Defensa del ex presidente Richard Nixon; general retirado Max Thurman, comandante de la invasión de Panamá, y Donald Hicks, jefe de investigaciones del Pentágono. A estos "tradicionales" hay que agregar nuevos miembros del directorio: Robert Gates y John Deutsch, ex directores de la CIA; y William Perry, ex secretario de Defensa.
Hay muchas preguntas que surgen. Por ejemplo ¿por qué nunca se han discutido las bases de la negociación realizada para crear a Intesa?; ¿cuáles son los beneficios que produce Intesa a PDVSA? No se sabe a ciencia cierta quién representa a Intesa en Venezuela ni quién tiene el control de Intesa dentro de PDVSA. Tampoco quién es el correo entre los intereses de Intesa y los grupos estadounidenses del más alto poder, aunque pareciera ser el ex presidente de la estatal venezolana y actual asesor de Bush en materia energética, Luis Giusti.
Una pregunta común en Washington es cómo se relaciona esta empresa con una serie de personas de la estatal petrolera venezolana y qué papel ha jugado la embajada venezolana en la capital estadounidense en este proceso.
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