La actual situación del país no puede menos que tener al pueblo durmiendo con un ojo cerrado y otro abierto, no son cuentos de camino lo que está sucediendo, desde el lugar más apartado del país hasta los mayores centros poblados, está presente diariamente el problema del desabastecimiento y la dificultad para encontrar los alimentos básicos y medicinas requeridas, para llevar una vida decente.
La desesperación de las familias enteras al salir todos los dias de sus casas ya organizados, con la misión cada uno de sus integrantes de desplegarse a los diferentes supermercados y grandes abastos de la ciudad, pues están informados que van a vender en unos papel tóale, en otros leche en polvo, jabón, detergentes, y así sucesivamente los demás productos básicos del hogar.
Al pasar 6 u 8 horas en cola, vuelven a coincidir todos en casa, agotados, sudados, mal humorados y muertos de hambre, además cada uno trae su propia vivencia del vivaracho que se coló, del vende puesto; pero con la misión cumplida, han logrado comprar por lo menos para abastecerse unos días, parte de los artículos que componen la cesta básica.
Este es el viacrucis diario, permanente y casi que rutinario de la familia venezolana, para quienes este incesante desabastecimiento se le está convirtiendo en una nueva forma de vida, en el país que en otrora fue codiciado por europeos y latinoamericanos que aquí venían a vivir su dolce vita, ya solo hay desesperanza e incertidumbre, poca luz se ve en el túnel y el pueblo ya empieza a cansarse de estar cansado.
Los nubarrones que hoy asechan sobre Venezuela no puede menos que preocupar a todos y cada uno de sus ciudadanos que bajo este cielo viven y comparten el dia a dia, de cualquier holocausto que suceda y del que nadie saldrá ileso, a cada uno le tocará su parte, de allí la necesidad de que todos se empeñen en coadyuvar a resolver esta crisis que ya no es mediática sino que se palpa en vivo y en directo.
Los antecedentes del llamado Caracazo 27 de Febrero 1989, fueron el resultado de la acumulación de ingentes problemas acumulados durante largos años y gobiernos de AD y Copei, y que llevaron a Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno a tomar medidas económicas, entre otras cosas, por la severa caída de los precios del petróleo (la gallina de los huevos de oro) el gigante endeudamiento del país y la incontrolable inflación (cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia) y el resto de la historia todos la conocen.
Ahora, es cierto, han cambiado muchas cosas para bien y para mal, pero vuelve a aparecer el fantasma de una crisis inusual acompañada de una galopante inseguridad que ubica al país como uno de los de mayor violencia en el mundo, en 1998 hubo 4 mil 700 homicidios esa cifra ha crecido como la espuma para indicar al cierre de 2014 con mas de 24 mil homicidios, ocasionados generalmente por personas que en promedio no pasan de los 24 años, lo que indica que tenían 9 años cuando llegó el fallecido Presidente Hugo Chávez al poder.
El cuadro político internacional sigue en desarrollo, esta semana el gobierno Norteamericano convocó a los países Centroamericanos y Caribeños a una reunión en Washington para definir el modelo energético de esos países, eso huele a empezar a socavar las bases de Petrocaribe, creándole al gobierno venezolano otro frente de batalla unido al de reclamación territorial de Guyana que también entró en escena.
Y para colmo La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su informe económico 2014, da cuenta del crecimiento de la pobreza en Venezuela, al registrar un índice de 25,4% a 32,1% entre 2012 y 2013, lo que debe también llamar la atención en cuanto al bajo impacto que están teniendo las políticas sociales implementadas por el gobierno nacional
La olla está en ebullición y la válvula de presión en pleno funcionamiento, hay la necesidad urgente de sentarse a dialogar verdaderamente, deponiendo posiciones altisonantes de lado y lado, urgidos de buscar respuestas a la presente situación, de no ser así, pues entonces, que Dios nos agarre confesados y viendo saltar hojas de un lado para otro y que difícilmente luego podrán volverse a encuadernar en esta Venezuela en pleno proceso de descuadernado.
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