La situación política del país ha venido aceleradamente ofreciendo acontecimientos que imponen el día a día y la marcha de este gobierno, el que tiene que atender continuamente muchos frentes que permanentemente se le abren, en lo económico, político y social.
El referéndum revocatorio no es un capricho de nadie en particular, es una acción jurídica plasmada en La Constitución de La República Bolivariana de Venezuela, a pedido expreso del propio Presidente Chávez, mentor de esta la carta de navegación jurídica que hoy tiene el país.
Muchos de quienes hoy se oponen a que se active el “Referéndum Constitucional Revocatorio” fueron Constituyentes y debieron prever los diferentes escenarios y consecuencias que podrían traer a cualquiera su articulado. Todos recuerdan la defensa que Hugo Chávez hizo de este novedoso artículo que pocas constituciones en el mundo lo tienen, y alegaba precisamente en un programa de TV que él lo proponía y estimulaba porque era la forma de que si él o cualquier gobernante resultaba siendo un “fiasco” existía el mecanismo constitucional y democrático de recortarle su periodo gubernamental.
Y Chávez fue como pocos en este país, un hombre de talante, frontal, sin medias tintas, se midió y se batió en un referéndum y lo ganó; sin usar buena parte de las artimañas que emplean hoy desde diferentes instancias de los poderes públicos, para que no se cumpla lo que constitucionalmente está establecido y que no es un mecanismo desestabilizador, y si lo es para qué se previó.
Se recordará aquel abogado encartonado en sus trajes oscuros de casimir, ex candidato presidencial, ex chavista y furibundo opositor a Hugo Chávez, con su pelo bien engominado, y disfrutando las mieles de la oposición; asumir el reto y hasta faltarle el respeto como jefe de Estado, desafiándolo para que debatieran donde quisiera y como quisiera el referendo revocatorio como medida constitucional.
Hoy, a unos años de ese episodio que si recuerdan los que no tienen memoria de velorio, muy lamentablemente el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, aceptó su asesoría y presencia en esta coyuntura política, ofreciéndole visibilidad para que repitiera la grotesca escena teatral casi que calcada al carbón, pero ahora retando a la oposición.
Debe ser que el susodicho no encontró nuevos acomodos personales en La MUD y puso en práctica aquella máxima: “si no puedes con tu enemigo, únete a él” sainete por lo demás molesto y poco serio para quienes de verdad creen en la propuesta política que Chávez practicó y difundió y quizá por eso hoy se cosechan estas tempestades.
Venezuela está embarcada en una encrucijada política nunca imaginada, manejada por un grupo político que poco en estos 17 años había saboreado la derrota, pues el timonel que era Hugo Chávez, fue el artífice de no permitirlo, con su liderazgo y su capacidad política, por cierto siempre subestimada por la oposición.
La patética realidad que hoy vive el país con signos que apuntan a caer en un precipicio de ingobernabilidad, acompañada de un desbarajuste económico que tiene alta incidencia en lo social, es el síntoma común de la población venezolana, pero es también para otros el temor al referéndum.
JASGJULIO2016
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