Zapatero a su zapato

El refranero popular del pueblo siempre es sabio y orientador, trasmite en forma sencilla y clara, lo que a veces consume tratados completos.

La actual situación venezolana es nada alentadora, caracterizada por una ciudadanía agotada y agobiada de tanto problema que pareciera no encontrar el camino a esta encrucijada; cansada de estar cansada, sin que se asomen las verdaderas soluciones que le garanticen una vida digna y con decoro.

El país transita por una turbulencia que nadie imaginó, pues la ruta de vuelo nunca fue anunciada y menos la tripulación informó; de haber sido así, muchos ciudadanos no hubiesen tomado este incierto vuelo, que a estas alturas no se sabe cuál será el destino final.

La crisis política que vive el país, trancada por un perverso juego de polarización inducida, casi que rallando en lo irracional, está llevando a su pueblo por un despeñadero el cual cada día que pasa se ve más cerca.

Se han explorado diferentes vías, cada grupo, gobierno y oposición, maneja sus propias estrategias y salen de los cenáculos donde las definen, a arengar a sus partidarios creándoles más ilusión frente a la crisis, fustigando el pasado y ofreciendo un futuro esperanzador que cada día se dilata en llegar.

En medio de este escenario, aparecen una serie de personajes casi que sacados por la manga de la camisa del mago en plena función de circo; de inmediato surgen conjeturas, desconfianza, opiniones diversas que mengua de por si la posibilidad de éxito que en todo caso debe perseguirse.

Todos recuerdan a José Luis Rodríguez Zapatero en aquel incidente en una cumbre de jefes de Estado, donde el rey de España le espetó un inescrupuloso regaño al presidente Hugo Chávez: ¿y por qué no te callas? Zapatero que estaba al lado del Rey como todo un súbdito de éste, se sintió guapo y apoyado y también increpó a Chávez, lógicamente que la prensa mediática difundió al mundo el mal educado incidente del rey hacia Hugo Chávez y muchos cuan vasallos, rieron hasta más no poder.

Hoy aparece Zapatero en el escenario político venezolano "ofreciendo" sus servicios para junto a otros ex presidentes "mediar" ante tal calamidad que vive el país, con el infortunio de no ser precisamente el más indicado, pues como ex presidente del gobierno Español y responsable directo de la situación política, económica y social que hoy vive España, debería estar allá donde tienen el rancho ardiendo, ratificado en las elecciones del pasado domingo 26J, donde perdió por doble banda.

Venezuela en su conjunto puede y tiene la capacidad de encontrar en el escenario internacional unos "cuarto bate" que junto a "los nacionales" puedan contribuir a destrancar tal situación; pero pareciera que la propia dinámica política y los avatares del día a día, no dejan espacio para que los directores técnicos encuentren salidas a sus jugadores.

Nadie duda ni mucho menos niega que las nuevas realidades del mundo donde la información fluye en forma instantánea y la globalización no es cuento, los dirigentes políticos del mundo se dan el tupé de opinar e intervenir en la política interna de tal o cual país, con el agravante de que a los interesados les gusta y a los otros no y viceversa; parecido al trapo rojo que le sacuden al toro frente a sus ojos, para embobarlo y zumbarlo al suelo.

El desgaste del gobierno y la tendencia a la ingobernabilidad que asecha a Venezuela es evidente, las encuestas y el diario acontecer del pueblo así lo indican, pero es que también permiten quien sabe por qué, la presencia de actores cuya reputación y solvencia no son precisamente sus mejores avales, poniendo en tela de juicio y haciéndole perder valor estratégico y político a las instituciones y misiones que representan.

Por eso la atinada reflexión del apóstol cubano José Martí "los hombres van en dos grupos: los que aman y fundan y los que odian y deshacen" y ese es el retrato más claro que hoy vive Venezuela; aquí no hay que buscar atajos, así anda la sociedad venezolana y sobre esto deben seriamente reflexionar quienes conducen la política de aquí, para lograr el camino de que cada quien ocupe su lugar tal como el refranero popular lo indica: zapatero a su zapato.

Aporrea 30 junio 2016



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Juan Alberto Sánchez García


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