Todavía están frescas en la memoria de millones de personas en el mundo aquellas imágenes de soldados estadounidenses orinando sobre hombres y mujeres afganos, asesinados por el imperialismo yanqui en su guerra contra Afganistán.
La guerra ha sido una práctica –inmoral, genocida— a la cual echan mano los presidentes de Estados Unidos cuando quieren o desean ganar elecciones y repetir como gobernantes.
En esos casos se activa todo el aparataje mediático del Complejo Militar Industrial para que ese objetivo económico —la guerra como negocio— se cumpla y esa reelección presidencial se concrete. En otras palabras, se manipula para que la opinión pública —ejemplo: "armas de destrucción masiva" en Irak— vea o asuma la guerra como una necesidad.
Esa práctica imperialista —matar para ganar elecciones— es imitada, copiada por la oligarquía parasitaria, fascista, el sionismo y partidos opositores en Venezuela.
La guerra económica en la salud (medicinas, reactivos, prótesis, instrumentos quirúrgicos, tratamiento de cáncer, repuestos, equipos médicos, anestesia, etc.) que hacen el imperialismo, el sionismo y sus lacayos contra el Gobierno Bolivariano y contra el pueblo para tratar que la oposición gane las elecciones legislativas en diciembre de 2015, es, en definitiva, una acción homicida, porque causan muerte o deterioro de la vida.
Por ello es que Venezuela está sometida a un ataque mediático mundial y nacional, por ello es que la guerra económica se ha profundizado en alimentación, salud e higiene; intentan cambiar la percepción positiva del pueblo hacia la Revolución y socavar la base social de apoyo al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Por ello es imperativa una poderosa e inédita contraofensiva de comunicación que fortalezca la resistencia del pueblo, eleve la moral y la conciencia de la población.