La “vía chilena -pacífica- al socialismo” sorprendía al mundo en plena Guerra Fría (1970). Un político, médico de profesión, un humanista, lideraba la Unidad Popular y ganaba las elecciones con un programa socialista y antiimperialista.
Estados Unidos, para evitar un desenlace como el de Chile con Salvador Allende (Unidad Popular) años antes, había saboteado la economía de Cuba, la invadió y le hizo un bloqueo económico, salud y comercial -catalogado como crimen de lesa humanidad- para llevar a la miseria, pobreza y humillar al pueblo cubano y que ello sirviera de ejemplo a otros pueblos en Nuestra América.
Como lo acaba de reconocer el presidente Barack Obama, “en estos 50 años (de bloqueo) se ha demostrado que el aislamiento no funciona”.
Por su enfermedad y locura anticomunista, el imperialismo ha apoyado los golpes de Estado, regímenes autoritarios y dictaduras en toda Nuestra América.
Chile y su “vía pacífica al socialismo” contagiaban: los pueblos por los votos escogían y construían su destino, ello dejaba sin argumentos a la violencia imperialista ¡Mal ejemplo!
Por ello, Estados Unidos impuso a Chile una “guerra económica” y sabotaje de servicios básicos y posterior golpe de Estado (11 de septiembre de 1973) al Gobierno Socialista de Salvador Allende.
Tres décadas (34 años) después de la experiencia chilena, Venezuela con el presidente Hugo Chávez recogió las banderas de Salvador Allende: la “vía pacífica al socialismo”.
Un viejo amigo chileno radicado desde 1974 en Venezuela, que vivió la guerra económica del imperialismo (la CIA) contra Chile, me dijo: “Esto es un Déjà vu, weón; hay que aprender de los errores de Allende, weón”.
Le pregunté, ¿cuál fue el principal error de Salvador Allende?, su rostro cambió como marcado por la tristeza y con la voz quebrada de indignación respondió: “El fascismo no respeta legalidad. ¡Estaba en juego la Patria! y Allende “actuó como un caballero, weón”.
¿Cuál es su reflexión?