Pareciera lógico a estas alturas del proceso de la Revolución Bolivariana y por la experiencia acumulada ante los ataques del imperialismo, la oligarquía parasitaria y sus medios de información (televisión, radio y ahora las redes sociales) nacionales e internacionales, que los medios alineados al capital privado sean nacionalizados o revocadas sus concesiones.
Cómo olvidar el papel de los medios en el golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, cómo olvidar el asesinato y linchamiento mediático contra el fiscal Danilo Anderson, el ataque y destrucción nacional e internacional de la imagen de los Círculos Bolivarianos; cómo olvidar toda el ensañamiento de los medios contra Lina Ron.
Cómo olvidar la terrible manipulación –"pistoleros de puente Llaguno" que sirvió de apoyo al golpe de Estado y secuestro del presidente Hugo Chávez (Que salvó la vida de milagro)
Cómo olvidar la participación de los medios privados en el intento de destruir a Pdvsa (sabotaje petrolero) y cómo aterrorizaron psicológicamente a la sociedad venezolana. (El barco-tanquero "Pilín León" explotaría y arrasaría con Maracaibo)
Hoy tenemos que desvelar el protagonismo de los medios en la guerra no convencional -guerra económica- y su papel en la intoxicación de la opinión pública mundial el 12 de febrero de 2014 (operación "la salida") con guiones y noticias manipuladas diciendo que en Venezuela había
"una dictadura que asesinaba a estudiantes".
Saltarían las alarmas si alguien en nombre de la ¿libertad de expresión? sugiriera al presidente Nicolás Maduro la concesión de alguna frecuencia radioeléctrica al capital privado. ¡Peligro!
¡Todo lo contrario! Debemos ir al debate, sobre la nacionalización de los medios de comunicación. El imaginario socialista y el contexto lo reclaman.
