El vlado más oscuro de un bufón endiavlado

Siempre lo he dicho: "hacer el humor es como hacer el amor, parece fácil pero no lo es".

Al igual que muchos "humoristas" criollos bien conocidos por todos, y cuyas gracias (de agradecimiento y de gracejo) deben no a su talento sino a una oportunidad sin casting por una recomendación, por ser el hijo o la hija del artista o del humorista ‘tal’, o por la imposición de algún productor, director o ejecutivo de algún canal de televisión, emisora de radio o prensa escrita porque sus "razones" tiene; tras nuestra frontera ‘la reputada del chiste’ -y esto es de lo poco que no bachaquean-, es conocida a pesar de la mediocridad que allí se exhibe como ingenio.

Como siempre, se salvan poquísimas excepciones tanto aquí como allá. Basta con ver los ojos.

Si bien todos sabemos cual es el objetivo de esa ''humorada'' sin fin, sobre todo en ese país; la trivialidad exige respeto porque las payasadas extremas ya son patrimonio de la nación. El chiste malo lo defienden más que a su propio escudo, de eso no hay duda.

Eso si, el argumento siempre ha sido, es y seguirá siendo el mismo: Un pueblo entretenido. Pero entretenido con estupideces que saben vestir del ‘’humor’’ que embrutece, de ese que emboba.

Y es así como estos ‘falsos positivos’ han logrado infiltrarse, usurpando el lugar del fino y necesario humor; ese que conlleva a la reflexión, a la crítica, en fin, al pensamiento orgánico. Ese humor que se hace ‘’con las neuronas y no con las nalgonas’’, el que logra activar con una diminuta chispa a veces casi imperceptible, el reflejo mordaz de la consciencia y el cual por supuesto, el "establishment" siempre ha visto como amenaza.

En estos países nuestros pero muy especialmente en esa latitud, pocas veces se podrá escuchar un chiste o una chanza donde no se vea involucrado el llamado chiste ‘colorado’, ese que de tanto ‘darle y darle’ avergüenza hasta el asco; así como el uso de la sexualidad hecha perversión (en esto son expertos), la burla a los homosexuales, a las prostitutas, a los discapacitados y todos los anti-valores conocidos por la mayoría de los países del mundo, y aquellos que no se conocen porque le son muy particulares a esa tierra (que por cierto no son pocos).

Así funciona esa gente, los ‘’chistólogos’’ quiero decir.

Payasos que al parecer disfrutan el anacronismo. No se han enterado de que la condición de homosexualidad tiene legislación en buena parte del mundo y que muy aparte de eso, son seres humanos que al igual que el resto de las personas merecen respeto y consideración.

Una contradicción perfecta para quienes no se cansan de repetir una y mil veces, que si bien son los mayores y mejores productores de drogas del planeta, también son gente culta y respetuosa. ¿Cómo se puede entender eso?

No necesariamente lo que una vez fue, tiene que seguir siendo. Tengo mis años.

Eso en cuanto a lo televisivo y a lo radial, y quien disponga de televisión por cable o internet sabe a lo que me refiero.

Pero es que a nivel de prensa escrita el asunto no es menos dramático.

Al igual que en nuestro país, es escasísimo el talento de verdaderos artistas como lo fue mi recordado amigo Emilio Agra, un artista en toda la extensión de la palabra y cuyo talento, no se limitó a la caricatura finamente sugestiva, de estilo, esa donde cada trazo tenía su argumento y el cual hacía incluso de la morfología de sus personajes algo digno de admirar; sino que fue un brillante pintor y escultor en todas sus técnicas y manifestaciones, entre otras facetas del arte que desarrollo siempre con la misma verticalidad, dignidad y pasión.

O como el recién desparecido Pedro L. Zapata, quien mostró un talento extraordinario durante toda su vida, a pesar de lo que puedan decir por su cambio de posición política. Eso fue algo personal, un derecho. El arte es otra cosa. Ya la historia dirá lo que tenga que decir.

Lo que si es cierto es que gracias a algunos caricaturistas de esta generación, nos tenemos que plegar a la frase de moda: "Eso es lo que hay".

Hay "caricaturistas" tanto aquí en Venezuela como en la "Narnia" del chiste, que celebran su desamor por el arte. Un arte sin pasión, sin esencia en fin, un arte bastardo que no es arte pero al que llaman arte -¿?. Los que hacen de cada trazo algo frío, directo y peor aún, que pretenden hacer de la miseria humana, de la necrofilia, del irrespeto a los difuntos, de la violencia y del dolor, una nueva "revolución" o un tipo de arte post contemporáneo, permítanme el término.

Así mismo, donde la bufonería da réditos y un amoral carga a cuestas un despelote que comienza el 9 de mayo de 1834 y que por hastío me imagino, consigue un "ahora si" el 9 de noviembre de 1949 y otro en 2004 (un verdadero relajo de "quita y pon") a pesar de ello y de otras máculas históricas, su audacia y osadía lo llevan a irrespetar los símbolos patrios de todo un país, de Venezuela.

Pero no de la Venezuela de los chavistas, no, sino de la Venezuela de todo un pueblo (opositores incluidos, esos que aman su himno, su escudo y su bandera, que afortunadamente son la mayoría) indigno recurso para una ridícula fama de veinticuatro horas a lo sumo y ganarse unos "punticos" con el jefe ¡Felicitaciones!, y por supuesto el siempre manoseo cobarde e hipócrita de la frase "libertad de expresión".

El anti venezolanismo de algunos sectores en ese país no es nuevo, data desde mucho antes de 1830. Eso es bien sabido.

Ya una vez otro cachaco dibujó a nuestro Simón Bolívar con figura femenina, si, a ese Simón Bolívar que también es su libertador; el mismo que ocupa un lugar de preferencia en la casa de gobierno de esa nación y al cual se le rinden más honores que a cualquier otro prócer nacido en la propia Colombia. ¿Por qué molestarse entonces cuando se les llama hipócritas?

Claro que no me refiero a la mayoría del pueblo Colombiano, ese que adora a Bolívar porque para desgracia de muchos, no solo lo aman sino que lo extrañan y lo invocan, por todo aquello que este "caricaturista" no le da la gana de reflejar de la colombia profunda, sometida, mancillada y masacrada. ¿Sabrá dibujar esto ese señor?

Para concluir me atrevería a decir que como el amor, el humor fino e inteligente sugiere el sentimiento – no lo vela-, corteja y enamora al receptor o a la receptora con lo planteado, acaricia no lastima y con detalles y mucho tacto, acaba para hacer llegar al clímax que no es más que la comprensión y el posterior desahogo final: la risa, o en mayor éxtasis, la carcajada.

Solo los BUFONES ENDIAVLADOS más ‘secos y ásperos’, y los espectadores más ‘ávidos y conformes’ disfrutan de un coito tan directo y tan violento. O lo que es lo mismo, con una palabra vulgar o con un ‘trazo grueso’ no se hace humor. Podrá ser ‘’libertad de expresión’’, pero humor no es.

Finalmente, llama la atención que este caballero se haya tomado la molestia de desdibujar el brioso e indomable caballo blanco de nuestro escudo (el cual más actualidad no podría tener, dada la rebeldía que hoy tiene el pueblo venezolano) y me pregunto yo: ¿Será que cuando este señor dibuja su propio escudo nacional, aún dibuja EL ISTMO DE PANAMÁ el cual se encuentra precisamente en el mismo lugar de nuestro caballo?

Toda una caricatura.

Nota: En Venezuela ya no nos reímos por el chiste, tenemos quince años riéndonos si, pero del chiste.



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Jorge Carles Acosta


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