Paramilitares, Go Home

Piñango estaba indignado, sentía como la rabia le corría por las venas, leyó varias veces el titular del diario, que entre comillas ponía la declaración de Maduro diciendo que, el paramilitarismo había llegado a Venezuela, ¡esto no puede ser! exclamó, estábamos haciendo la cola para comprar aceite y ya eran las 11 de la mañana, el sol nos pegaba fuerte en el estacionamiento del supermercado Latino de San Francisco ¿qué pasó Piñango? -le pregunté- ¿no viste el periódico hoy? -me respondió indignado- “Los paramilitares se están viniendo, el paramilitarismo, ese tumor maligno de las sociedades enfermas nos está invadiendo” dijo con angustia “tenemos que hacer algo” -Piñango forma parte del Colectivo ¿Así, o más Patria? Que funciona en el Barrio El Desespero, ellos están armados de Paz, pero también tienen pistolas, algunos fusiles y una que otra granada.

Desde hace varios años han venido conformándose como un grupo de vigilancia y preservación del orden en la comunidad y sus zonas aledañas, lo único que les falta hacer, es levantar los choques, ya sabes, el croquis, el peritaje del vehículo y todo eso que te piden en las compañías de seguros.

No es fácil entrar a formar parte del Colectivo ¿así, o más patria? primero hay una condición sine qua non, tener moto, segundo, ser aceptado, el armamento por ahora es optativo, llegado el momento, si no tienes, ellos te lo pueden conseguir.

Piñango me ha invitado varias veces a las reuniones, él quiere que yo forme parte del Colectivo, yo la verdad siento que no sirvo para eso de impartir la paz “por las buenas o por las malas” (como dice Piñango), suena bonito, pero no tengo tiempo, entre las colas que hago todo el día para comprar el sustento y las reuniones de la mesa técnica de agua, los electrones populares y la patrulla del PSUV, no puedo hacer más nada. Piñango me insiste mucho en que me integre al Colectivo ¿Así, o más patria? yo le dije que no tenía moto y él me respondió que podía ir de parrillero “¿de parrillero? Bueno Piñango tu sabes que a mí me encantan las parrillas y me quedan buenísimas, pero ¿de donde vamos a sacar la carne? A menos que la hagamos de mortadela, últimamente, yo le pido al charcutero que me rebane la mortadela con 2 centímetros de grosor y las hago a la parrilla vuelta y vuelta, queda bastante pasable”-el me miró con cara de fastidio y me replicó- “no chico, parrillero es el que va montado en la parte de atrás de la moto, ósea, mientas yo manejo, tú tienes las manos libres para hacer lo que haya que hacer” no me quedo muy clara mi función pero accedí a acompañarlo debido a que también me dijo que podía aportar mucho más a la revolución y a la patria, desde el colectivo, que desde los electrones populares y creo que tiene algo de razón.

A las 7:30pm cuando salimos de la cola del abasto -para comprar azúcar- hicimos una parada en su casa, “mira Goyo hazme un favor, dile al Cotufas que te dé un cocosette ahí” - El Cotufas, es el hijo mayor de Piñango, le dicen así, por una caspa que le salió hace varios meses y debido a la escases de champú, aún la conserva- ¿qué? ¿Tienes cocosette? ¿Dónde lo conseguiste? Le pregunte asombrado “hace mucho que no encuentro ni uno” –otra vez puso esa mirada- “Nooo vale, el cocosette, es el cargador de la pistola” -me explicó- ¡mira cotufas, tráeme un cocosette ahí, están en la gaveta de mi mesa de noche! -grito a todo pulmón-  ya casi listos para partir a la reunión, me dio un pañuelo “toma, póntelo en la cara, tapándote el rostro” ¿y eso, para qué? Le pregunté ¡Por joder! me dijo “intimida más, a los civiles” me puse el pañuelo y salimos a la reunión, al entrar a la casa del Comandante, todos se daban un saludo muy rígido, con la mano en la frente como si fueran verdaderos militares, pasamos al patio trasero y el Comandante Rumaldo salió de un cuarto muy pequeño, que estaba atrás al fondo del patio, todos se levantaron derechitos -rectos diría yo- con el pecho afuera, yo por supuesto que los imité, no estoy acostumbrado a eso, pero no iba a desentonar,  Rumaldo el comandante del Colectivo, tiene un chaleco con varios bolsillos y compartimientos cargados, usa botas y un porta pistola de esos que se ponen entre la espalda y el pecho de manera tal que, el arma queda bajo la axila, tiene la barba no muy poblada y el pelo largo y sucio (incluso cuando había champú), que se lo agarra con una colita, también es conocido en la comunidad como El Cara e´Candao, pasó caminando entre nosotros mirándonos de arriba a abajo, verificaba que todos estuviéramos bien rectos, y gritó ¡Chávez vive! Y todos respondimos ¡La Lucha sigue!, luego otro camarada grito ¡Chávez vive, vive! y todos gritaron ¡la lucha sigue, sigue! -en ese momento aproveché para integrarme y grite- ¡Chávez vive, vive, vive! Y ellos se miraron algo confundidos pero Piñango gritó ¡la lucha sigue, sigue, sigue! (Ósea las 3 veces que yo había propuesto), después me explicó que sólo se repetía hasta dos veces.

La reunión comenzó con mi vecino Piñango exponiendo el primer punto en la agenda, que se trataba de cómo evitar, que el paramilitarismo penetre en nuestra patria –palabras textuales de Piñango- cada quien mostró en su discurso, la indignación por este suceso, así como el compromiso con la revolución para defenderla cueste lo que cueste, luego todos entonamos la consigna aprovada por el Comandante Rumaldo, ¡Paramilitares, go home! varias veces, ya después de varias cervezas y algunas botellas de anís, pregunte por el baño y me indicaron que era el pequeño cuarto que estaba al fondo del patio, fui al baño y al salir, no habrán pasado uno o dos minutos, todos se habían ido, solo se quedó Piñango esperándome “Vamos Goyo apúrate que tenemos que alcanzarlos” ¿a dónde? ¿Qué pasó? -Pregunte- “nos pasaron el dato que vieron una patrulla cerca del barrio y la policía no tiene derecho a entrar a este barrio, éste es territorio liberado” me respondió Piñango. Salimos a mucha velocidad pero no pudimos encontrar al resto del grupo, dimos varias vueltas sin éxito y decimos retirarnos a nuestras casas, ya era tarde y le recordé a Piñango que debíamos levantarnos muy temprano para hacer la cola de la harina en el Abasto Bicentenario; la verdad, no creo que Piñango me vuelva a invitar a sus reuniones, ojala así sea.

"Por la Ignorancia nos han dominado más, que por la fuerza"

Simón Bolívar.

 



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José Gregorio Mena


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