Estadísticas en el limbo

Venezuela ha venido paulatinamente convirtiendo en “normal” lo que es “anormal”, se está haciendo habitual que el país viva sin saber cuál es su situación económica y social, los indicadores parecieran que son una entelequia o un elemento muy preciado, y por lo tanto deben tener poca difusión.

Es lugar común que el país viva desinformado y cuando se averigua con cualquier organismo público sobre tal o cual estadística, solo le queda al funcionario como expresión mirar para el cielo, en señal clara de no poseerla o no estar autorizado a suministrarla.

Es entendible pero no justificable que el gobierno viva agobiado permanentemente con la situación económica del país, que el Banco Central de Venezuela y el Instituto Nacional de Estadística, le estén demostrando internamente con cifras en la mano, la real y verdadera situación económica y social, la galopante inflación que públicamente no se conoce, pero que el pueblo vive cada día que sale a comprar algún producto y siempre le resulta más caro que el día anterior.

Está Venezuela inmersa en una ruleta rusa, el gobierno sacando dinero a la calle, cumpliendo con las misiones sociales, incrementando el salario mínimo, pero a la vez, perdiéndose todo ese esfuerzo fiscal en el torrente de la especulación, el desabastecimiento y la escasez, que devora draconianamente el bolsillo del pueblo; la movilidad social y económica está del tumbo al tambo.

Cuando se revisan los anuarios estadísticos internacionales sobre el comportamiento social y económico del país, generalmente para Venezuela aparecen las siglas ND (No Disponible) y eso hay que resolverlo y enfrentarlo con entereza, lo que le puede significar el camino a la rectificación de políticas económicas, sin hipotecar los principios elementales de soberanía.

Quienes administran el país, no pueden hacerse la vista gorda y abandonar la publicación de los principales indicadores económicos, herramientas que acompañan la planificación y que son necesarios e importantes para la toma de decisiones; no es sano vivir desinformado y en la incertidumbre en un mundo globalizado, donde lo que cualquiera diga no pueda rebatirse precisamente por no contar con la información oficial del Estado.

Hay la suficiente capacidad comunicacional numéricamente hablando para la contraofensiva que debe implementarse por los resultados que arroja la economía, siempre y cuando se diseñe la publicidad con la claridad del caso y no se siga trillando con los lugares comunes que siempre se usan para justificar tal o cual situación y para evitarse aquello de que “el que calla otorga y el que habla mucho marea”.

Debe preocuparles a todos los venezolanos, la falta de información y por ende de transparencia frente a la realidad que se palpa diariamente, es lamentable que se genere desconfianza y poca credibilidad de instituciones claves como El Banco Central de Venezuela y El Instituto Nacional de Estadística, que incluso por mandato de ley deben publicar permanentemente las cifras al país, para no seguir viviendo con las estadísticas en el limbo.

humogria@gmail.com



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Juan Alberto Sánchez García


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