La pobreza social del agua, tiene varias dimensiones, las cuales se encuentran interactuando y pareciera que no se vislumbran las maneras de superarlas; una de ellas es la escases progresiva o el agotamiento definitivo de los recursos hídricos. Lo han confirmado, distintos investigadores e instituciones internacionales como la NASA, donde demuestran que de los 37 acuíferos más grandes del mundo, 21 están afectados superando sus niveles de sustentabilidad. Se ha extraído más agua, de la que se ha incorporado en los últimos años. Son más de 35% de la población del mundo que dependen de los acuíferos de agua dulce.
Esta extracción de agua, ahora coge fuerza o se eleva, como una permanente amenaza, ante la imposibilidad de mantener los niveles de consumo de los países más desarrollados, en especial los sectores más ricos de las sociedades, donde los hábitos de extracción, consumo y despilfarro el preciado liquido, se hacen grotescos e inauditos. Hemos gastado más agua, sin percatarnos de las necesidades sociales a corto y largo plazo, y sin solucionar los problemas de pobreza social.
De avanzar la escasez de agua, directamente implicará un aumento en los costos de los alimentos y de una gran cantidad de productos que dependen de ella. Acá entran las precarias dimensiones sanitarias, agropecuarias e industriales que cualquier sociedad se vería afectada en su desenvolvimiento. Por ello y para tal situación, una de las mejores opciones, que los grandes consumidores del agua presionan a nivel internacional, es avanzar en la privatización del aprovechamiento total del agua.
Un fuerte opositor a la mercantilización del agua, ha sido nuestro hermano boliviano Presidente Evo Morales, quien desde 2010, introdujo en la Asamblea de la Naciones Unidas un Proyecto de Resolución, que declararía al agua un derecho humano, como clave para frenar el calentamiento global y combatir la extrema pobreza. En distintos foros, estilos, momentos y maneras el Presidente Morales, ha sido enfático e insistente, en que la privatización del agua, viola toda una serie de derechos colectivos y que para reducir la pobreza, el agua debe ser una prioridad.
Del petitorio permanente del derecho al agua potable, con fuerza se hace eco "LA CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI o ALABATO DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN. El Papa Francisco cuestiona, como el agua se ha convertido en una mercancía regulada por las leyes del mercado y en realidad, "el acceso al agua potable y seguro es un derecho básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los derechos humanos." El Papa enfatiza que este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarle el derecho a la vida radicado en la dignidad inalienable. Como solución plantea incrementar aportes económicos, educación y cambios en valores culturales, dado que no hay conciencia de la gravedad de las conductas dimensionales en un contexto de gran inequidad.
Venezuela también ha venido apoyando la resolución por el derecho al agua, recientemente entre el 9-11 de junio pasado, en el Foro de los Movimientos Sociales, de la Cumbre de los Pueblos realizada en Bruselas, Bélgica, planteo el Derecho al Agua como un Derecho Humano Vital, Esencial y Fundamental para cualquier ser humano y sus compromisos de avances sociales.
Lo abordado anteriormente, evidencia que los sectores sociales de menos recursos, serán los más vulnerables a la escasez del agua, por cuanto, la mayoría de ellos no tienen acceso ninguno al agua potable; sufren de perentorias sequías y sus actividades productivas, sociales y culturales se verán mermadas. Es evidente que desde acá, avanzara la frontera de la pobreza social del agua, hacia los otros sectores sociales, que históricamente la iniciaron y que sustancialmente empiezan a padecer su escasez o stress del preciado liquido.