La papa está dura

La papa originaria de Los Andes específicamente localizada en el Perú, es un prodigioso tubérculo que alimenta a la humanidad desde hace 8 mil años, ocupando a nivel mundial el cuarto lugar después del maíz, trigo y arroz; ha combatido hambrunas en catástrofes, y en la primera y segunda guerra mundial fue el bastimento diario en la comida.

En Venezuela se cultiva en la zona andina de los estados Trujillo, Mérida y Táchira; y en el centro occidente en los estados Lara, Carabobo y Aragua; para 1999 se sembraban 19 mil hectáreas y para el 2013 unas 35 mil, estimándose que para este año 2015 la reducción de la superficie sembrada ha disminuido considerablemente, por la dificultad en la consecución de semillas certificadas y la escasez de insumos en general para la producción.

Socialmente la papa es un cultivo de mucha importancia porque de él depende la vida económica de un gran número de campesinos quienes directamente viven de la permanente producción, amén de los empleos directos e indirectos que genera en toda la agrocadena, para poder ofrecer a la población la posibilidad de un consumo estimada en 16 kilogramos/persona/año.

La papa es un icono alimentario del venezolano, llegándose inclusive a usar en el imaginario colectivo para significar la situación económica con aquellas expresiones: "la papa esta dura" "ando buscando la papa pa´ los muchachos" "a este le gusta la papa pelada"

Actualmente el país vive una coyuntura económica difícil que ya raya en crisis, tocando todos los estamentos y sectores de la sociedad, siendo la agricultura uno de los más afectados, por las desmesuradas importaciones agrícolas que han llegado a cifras cercanas a los 9 mil millones de dólares por año, arruinando literalmente la agricultura, importantísimo y estratégico sector, que es para el pueblo imprescindible tres veces al día (desayuno, almuerzo y cena)

Desde el pasado mes de mayo, la papa vio incrementado el precio a nivel de toda su cadena (productor-intermediario- mayorista- minorista y consumidor) llegando a pagar el consumidor precios nunca imaginados de hasta 380 bs por kilogramo debido a la poca producción nacional por la carencia de insumos, haciendo aún más difícil la situación del pueblo venezolano, pues el salario mínimo diario llega escasamente a 247 bs, que solo alcanza para comprar unos 630 gramos de papa.

El sector agrícola transita por un verdadero calvario convertido casi en viacrucis, cuyas consecuencias son visibles por la reducción de la superficie sembrada, los altos costos de insumos para producir, el control de precios que en definitiva se convierte en un estorbo para producir, todo lo cual se refleja diariamente cuando el ciudadano acude al mercado a comprar; por ejemplo regulan el precio del litro de leche pasteurizada en un valor que no cubre ni siquiera el costo del empaque, por eso el estómago de buena parte de los hogares venezolanos extraña este esencial alimento que desapareció.

Sembrar en Venezuela 35 mil hectáreas de papa al año, requieren 1,5 toneladas por hectárea y 52 mil 500 toneladas de semilla en total, la que debe ser importada casi en su totalidad de Alemania, Canadá y Estados Unidos, ya que la producción nacional de semilla en los centros de investigación del país, a pesar de contar con infraestructura, laboratorios de biotecnología y personal preparado, no logra abastecer parte de la demanda por innumerables problemas de falta de apoyo económico, escases de insumos y la desidia de algunos personeros oficiales a quienes poco les importa la soberanía agroalimentaria, porque su negocio es la importación de semilla.

Que ilógico resulta que siendo la papa un cultivo originario de los Andes Americanos, se lo hayan llevado a Europa, tratándolo biotecnológicamente y ahora dependa Venezuela de semilla importada, todo por la poca visión de querer el país y el negociado que desde siempre ha representado la importación de semilla; al contrario, países como Perú, Colombia, Chile y Ecuador, que por tener programas nacionales de producción de semilla de papa, han resuelto este escollo en la producción de papa, mientras que para Venezuela la papa sigue estando dura.



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Juan Alberto Sánchez García


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