Es incómodo escuchar que el resultado desfavorable de una elección se debe a la inconsciencia del elector, o un salto de talanquera y hasta una traición del elector. Nada más reñido con la realidad que esas aseveraciones y más grave aún que aquellas personas que se dicen ser dirigentes y que de cierta manera forman opinión pública y conducta política lo hagan, cuando eso refleja la conducta del avestruz, que entierra la cabeza para no ver la realidad circundante, o un desconocimiento de esa misma realidad y que como el ignorante, que los dirigentes políticos no lo son, ante la imposibilidad de dar razones de valor para indicar un evento, recurren al desprestigio y descalificación para justificar su propia ignorancia.
El comandante Chávez nos enseñó a no ser ligeros en los análisis o en la interpretación de los hechos, debemos ser analíticos y desprejuiciados, sin tratar de crear desde nuestro interior la respuesta buscada, hay que dejar que sean los hechos los que den la respuesta. Si el análisis comienza por descalificar al otro no será posible encontrar la verdadera razón. Son muchos los eventos asociados a la decisión del elector, y la gran mayoría de ellos responde a la pasión, al sentimiento, es emotiva, al igual que los fanáticos deportivos, podemos tener fanáticos de equipos diferentes y cada uno verá a su equipo como el mejor sin importar si esta en ventaja o si está perdiendo los encuentros, siempre el fanático reflejará su sentimiento, su pasión por el equipo por encima de la razón; también lo encontramos en los creyentes religiosos, por ejemplo entre los cristianos podemos encontrar diversas corrientes y los seguidores de cada una se verán como los poseedores de la verdad por encima de lo que piensen los otros, porque es cuestión de fe no de pensamiento científico…
Por eso considerar que el pensamiento político humano responde a una conducta estereotipada, concebida por el dirigente y que el dirigido debe llevar como una receta es un error de concepción, el elector es un ser humano y en política estará con el que él considere que representa mejor su manera de pensar o de quien él vea con mayor posibilidad y predisposición de resolver sus problemas diarios. Si siente que le son favorables las acciones que está ejecutando le dará su respaldo y si en un momento siente que no son satisfactorias las conductas o acciones de un grupo le quitará su respaldo, y eso no puede ser considerado una traición, porque el elector puede sentir que su confianza ha sido traicionada al no ver que sus necesidades sean satisfechas, que la batalla contra la corrupción, el alto costo de la vida, la inseguridad sean productivas, que sus esperanzas se desvanecen y ello motiva que le retire el respaldo al gobierno de turno y busca otra alternativa.
Por eso debemos interpretar los hechos como dice el pueblo con la cabeza fría….