Que lástima el BCV

Nunca en sano juicio se llegó a pensar o imaginar cualquiera, que una institución como El Banco Central de Venezuela (BCV) tan importante, seria y clave en la vida económica del país, llegara a los niveles que ha llegado de incredulidad, incertidumbre y duda, en su papel estratégico como garante en la producción oficial de los indicadores económicos.

Hugo Chávez jamás hubiese tocado los extremos actuales de esconder por más de un año las cifras del comportamiento económico del país y de tanta utilidad para el entorno nacional e internacional; por el contrario, muy seguramente hubiese enfrentado este panorama con ese don que lo distinguió y caracterizó de asumir su responsabilidad como lo hizo con el "por ahora" y estaría enfrentando este chaparrón.

Hay que recordar y machacar estos episodios por la fragilidad de la memoria, muchas veces atosigada de tanto eventos y acontecimientos juntos, que impiden tener presente los momentos históricos contemporáneos, convirtiéndose mas bien en una memoria de velorio.

Por eso el viernes próximo pasado y luego de las numerosas conjeturas por el momento político que atraviesa la nación, al final de la tarde concurrió el Presidente Constitucional Nicolás Maduro a El Capitolio de La Asamblea Nacional, para presentar su mensaje anual a este cuerpo del poder legislativo y lógicamente al pueblo venezolano.

Y por fin se abrió la caja de pandora en la que se convirtió el BCV, cuando el Presidente esbozo una serie de cifras traducidas en cuadros de la situación económica del país, y que con diferentes artimañas estuvieron escondidas, con el grave inconveniente de la extemporaneidad en la difusión de esas cifras y la duda que a todos embargan.

Craso error por no tener la suficiente entera de asumir la responsabilidad de la grave situación de crisis que arrastra el país, por la sencilla razón del proceso electoral que se avecinaba y que al mostrar mensualmente los indicadores del BCV se corría el riesgo de perder las elecciones, y miren los resultados del 6D; esa y no otra es la gran diferencia entre un estadista que mira la próxima generación y un político que mira la próxima elección.

Ya los medios de comunicación, las instituciones especializadas y los expertos en el área económica, comenzaron el análisis de esos números y el gobierno no tiene un verdadero muro de contención para desmontar este otro frente de batalla que se le presenta; demostrado quedó podría decirse hasta la saciedad, que la matriz de la guerra económica no ha tenido el efecto buscado por el gobierno, de modo que tendrá que inventarse nuevos escenarios que deben ser reales y cónsonos con el momento político, económico y social actual.

Y no es para menos, pues luego de estar el país por más de un año sin que el BCV ofreciera por obligación legal y por necesidad los guarismos del comportamiento económico, los especialistas, los atrevidos y hasta lo mal intencionados, ofrecían a cada momento números del comportamiento de la economía venezolana, sin tener el aval del BCV, que estaba escondido como el avestruz.

Análisis aparte necesitara El Instituto Nacional de Estadística – INE – que teniendo como misión ofrecer las estadísticas del país en diferentes áreas sociales y económicas, asumió la comparsa del silencio y el chito; por eso, instituciones internacionales como La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) La Organización Mundial de la Salud (OMS) y La Organización de Las naciones Unidas para La Alimentación y La Agricultura (FAO) presentan a Venezuela en sus informes económicos y anuarios con las siglas ND: No Disponible.

Esta será otra cruzada que Venezuela y su gobierno tendrá que asumir en la diatriba cotidiana, con la valoración que de los indicadores económicos se hace permanentemente, para que no siga produciendo lastima El BCV.

©JASG21012016



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Juan Alberto Sanchez Garcia


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