El artículo que precedió a este lo comencé de esta forma: Una cosa que lamento siempre que realizo un escrito de estos, y en particular el presente, es que el presidente no se entera del contenido, y tampoco su entorno, y si lo hacen no lo toman en cuenta y las cosas no cambian. Eso no ha cambiado, pero ojalá que de aquí en adelante si lo haga.
A finales de este año debe ocurrir la elección presidencial. Debido a la campaña que a nivel nacional e internacional han dirigido, orientados por el poder hegemónico del norte, en contra del presidente Chávez, es necesario que se dedique todo el esfuerzo posible y algo más, en busca de un triunfo aplastante. Algo que no deje lugar a dudas y que no permita que se ponga en tela de juicio la legitimidad del resultado. Algo parecido a lo que acaba de ocurrir en Colombia. Eso también hace necesario que se disipe todo viso de enfrentamiento y división en las fuerzas políticas que apoyan al presidente; pero a su vez se necesita madurar en lo que significan los cambios que se han venido produciendo y los que se darán de aquí en adelante. La oposición o por lo menos sus dirigentes están muy claros en ello, razón por la cual los ataques al desempeño del ejercicio del gobierno son muy específicos y no dispersos ni al boleo, son consistentes y específicos, responden a un trabajo de descalificación y de aparición de dudas en los seguidores del presidente que podrán producir, si no el cambio de la intención de voto, si la duda y el desánimo para asistir a votar e impedir que se pueda alcanzar los 10 millones de votos...
El poder de convocatoria de los llamados dirigentes está en tela de juicio. Yo he visto que funcionarios de buen nivel de representación popular como, diputados, alcaldes y concejales, en esa actividad tan necesaria en estos tiempos como lo es el parlamentarismo de calle, hacen llamado a las comunidades para escuchar sus planteamientos en asambleas o en cabildos abiertos, y la asistencia es poca y no lo es menor porque asisten algunos, no todos de los becados por los funcionarios con el erario público… igual ocurre con las asambleas convocadas por algunas organizaciones políticas. El pode r de convocatoria de los dirigentes en ocasiones es menor que el de los dirigidos. A pesar de ser convocados para algo de interés especial para las comunidades donde residen, no asisten. No les convencen los dirigentes. Y estos últimos buscan la razón de la inasistencia fuera de sí, como tratando de ocultar lo evidente.
En ocasiones siento que algunos de esos dirigentes no son capaces de ver lo que está pasando, o que como en el caso del hombre que su mujer lo volteaba en el sofá de su hogar, vendió el sofá a ver si las cosas cambiaban… no se podrán dar cuenta que para tener ascendencia en el pueblo hay que tener contacto permanente con las comunidades y cumplirle en los compromisos contraídos. Hay una conducta que ha sido muy difícil de erradicar en nuestros políticos, esa vieja costumbre de hacerles ofrecimientos a las comunidades y no dar cumplimiento a la palabra empeñada; se ha perdido el valor de la palabra de hombre (o de mujer), y eso hace que las comunidades, que por cierto hoy están más conscientes que en años precedentes, pierda la confianza en los políticos y éstos pierdan credibilidad, si es que algún día lo tuvieron…
Cada día se hace mucho más cuesta arriba el logro de los diez millones por la conducta errada de quienes deben ser factor de ejemplo. Si entre quienes representan en los niveles más bajos al chavismo, hay quienes se empeñan en potenciar las viejas mañas del pasado político venezolano y causan en las bases el descontento y la apatía.
Por eso y muchas cosas más, cada vez que escucho al presidente me da lástima al ver que el procura cambios que algunos de quienes han llegado a posiciones de gobierno con su tarjeta y su nombre se empeñan en lograr que no ocurran… digno de prestarle atención.
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