El discurso de Nacho el pasado viernes en la Asamblea Nacional, las críticas a la agricultura urbana y las súplicas de Lorenzo Mendoza por más dólares buitres para la República, ha abierto un compás de reflexiones sobre el socialismo en Venezuela que bien ameritan un par de comentarios.
1. Hasta Nacho cree en el socialismo
Nacho ha dicho no creer en lo que define como un "seudo-socialismo", lo que permite pensar que si lográramos seguir avanzando en la profundización del socialismo, que no es más que la ampliación o democratización de las formas y actores de la producción y distribución de la riqueza, además de sólidas garantías públicas de seguridad social, hasta "jóvenes opositores" como Nacho estarían dispuestos a suscribir un Socialismo de verdad.
Porque quién podría oponerse a que todos tengamos libertad para producir lo que necesitamos, quien podría oponerse a que luchemos por liberarnos de la dictadura de los precios que imponen unos pocos que concentran la producción de lo básico para vivir, quien podría oponerse a que haya más equilibrios en la forma cómo se distribuye la riqueza, ninguna mayoría lo haría.
2. Socialismo no es corrupción
Entonces, aquí no se cuestiona el Socialismo como fin sino su secuestro por minorías o grupos que han abusado de sus posiciones de poder para robar el dinero público y manchar las premisas fundamentales del socialismo de verdad: la justicia y la equidad.
El Socialismo auténtico, no es la burocracia corrupta que denuncia Nacho, pero también denuncia Nicolás Maduro y todos los venezolanos honestos, que haremos lo que sea para impedir que este pequeño grupo de privilegiados que se infiltran como hienas en las oficinas del Estado, nos roben las posibilidades reales de vivir en Socialismo.
El Socialismo auténtico más bien lo encarnan, por ejemplo, los casi doscientos (200) productores agrícolas caraqueños que ayer estuvieron exponiendo un plan de siembra para abastecer a la ciudad de Caracas, que llevan años produciendo en El Junquito, Mamera, Caricuao o la carretera vieja de La Guaira. El socialismo también lo encarnan los 5 millones 600 mil personas que votaron por el proyecto de Chávez el 6D, cuya mayoría no tiene ni casas en Miami, ni yates, ni zapatos de 1500 dólares. El socialismo es la gente que trabaja, la mayoría, los que creemos que está mal que Nacho y sus amigos corruptos que se disfrazan de rojo (dijo que rumbeaba con ellos) tengan tantos lujos o concentren tanta riqueza que bien podría estar mejor distribuida entre millones que no tienen nada.
3. Superar las adicciones: independencia o nada
La crisis petrolera pone a prueba al Socialismo toda vez que vuelve a llevarnos a la encrucijada de los 90’: pedimos rescate financiero internacional o nos atrevemos a desarrollar nuestra propia fuerza productiva para terminar de superar la dependencia de los petrodólares que al tiempo que promovían la corrupción, casi nos obligaban a importar todo lo que necesitamos para vivir.
Entender por qué habemos tantos queriendo superar la dependencia alimentaria e industrial de nuestro país y las complejidades que esto acarrea, no es difícil si comenzamos a mirar que ser libres no es un asunto sólo de héroes, en nuestra vida cotidiana permanentemente estamos luchando por liberarnos, por superar cualquier tipo de dependencia, de adicción, a algo o a alguien.
Hoy, qué mujer disfruta depender económicamente de su marido, depender de un hombre para vivir supone estar expuestas a calarnos todo lo que no nos gusta de ese hombre porque nuestro sustento diario y el de nuestros hijos depende de él, no tenemos libertad para elegir si queremos estar con él o no, porque nos mantiene. Es por esto que muchas mujeres luchan por tener una autonomía económica que les ofrezca igualdad de condiciones en el trato con sus compañeros.
La dependencia no sólo la viven las mujeres, el caso de Nacho también nos sirve para entender cómo hombres presos de la dictadura de la belleza que impone la industria cultural, ponen a depender su carrera, de esteroides que les permitan desarrollar rápidamente músculos artificiales y así "mejorar" su imagen, aun cuando esto suponga depender para siempre de sustancias artificiales para verse bien, sin desarrollar músculos propios.
Lo mismo se aplica al país, cuando algunos como Lorenzo Mendoza piden a gritos que se inyecten unos dólares "esteroides" provenientes del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial al país, para "resolver" pero a costa de que sigamos dependiendo de los poderosos del mundo para poder comer; para que sigamos obligados a pagar cuando y como ellos quieran.
A este modelo de dependencia que domina a Nacho y a Venezuela, no le conviene que como país desarrollemos músculos propios, piernas propias para caminar, brazos para producir lo que necesitamos. De allí, que la apuesta de todos aquellos que deseamos ser libres, sea imprimir todos los esfuerzos para terminar de encender y alinear todos los motores de nuestra economía, fortaleciendo toda la capacidad de nuestros productores privados, públicos, grandes y pequeños. Incluso las capacidades de nuestras familias y escuelas para producir una parte de los alimentos que requerimos.
4. De oponerse a proponerse
Por esto, hay que decir a Nacho y a ese país joven que lo ha escuchado, que si queremos ver en el espejo hombres y mujeres valientes, es vital que luchemos por superar todas las formas de dependencia y de opresión que hoy mantenemos como país de potencias extranjeras, como mujeres de hombres que nos quieren controlar, como hombres de espectáculo de verdugos de la belleza, como productores de tecnologías e insumos extranjeros.
Jóvenes pueden ser más que opositores, este país necesita que dejen de oponerse y pasen a proponer, a crear todo lo nuevo que este país necesita. Creen, inventen, que seguramente todo lo bueno que generen sabrá y olerá a socialismo.