Tres derrotas electorales en línea y la recientemente sufrida por Dilma Rousseff en la Cámara Baja de su país, constituyen una potente alarma a los denominados "gobiernos progresistas" de la región, y para aquellos que han depositado sus esperanzas en el "progresismo".
Ante un aparente desesperanzador escenario político, expertos y analistas intentan develar el misterio. Elaboran pronósticos más o menos realistas, más o menos idealizados. Hay quienes los consideran procesos irreversibles e invencibles, mientras otros aseveran que el modelo de los países progresistas se agotó. Unos denuncian que se está tratando de imponer una "mal intencionada visión de fin de ciclo progresista en América Latina" y, en esa dirección, señalan la imposición de un "pensamiento derrotista con la finalidad de desmovilizar". Conjetura que se inserta en una suerte de externalidad de la causalidad, basada en la desestimación del adversario, su capacidad de avance y la imposibilidad de reconocer los factores negativos endógenos. Fuerte predisposición de los años de la fiesta progresista invencible e idealizada. Tendencia que -a pesar de los momentos críticos, las recientes derrotas y el actual saldo negativo- peligrosamente aún perdura.
¿El fin de la hegemonía progresista supone un riesgo inmediato de restauración de las derechas latinoamericanas? ¿Volverá el neoliberalismo a ser el modelo hegemónico en el continente? ¿Estarán dadas las condiciones para que irrumpa un proceso social que revierta la tendencia derrotista?
En Brasil tiene lugar un golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Roussef, quien expondrá ante la ONU la crisis política y denunciará golpe de Estado. El Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra, moviliza a miles de militantes en una decena de estados contra el golpe institucional. El PT anuncia que se lanzará a las calles para impedir golpe en Brasil. Joao Pedro Stédile, coordinador del Movimiento de los Sin Tierra, plantea una nueva alianza social con el movimiento popular como protagonista. Afirma que las movilizaciones forman parte de una disputa mayor, más prolongada por la hegemonía. "Tendremos luchas por largo tiempo."
¿Irrumpe Brasil contra el curso predominante de las revoluciones pasivas latinoamericanas?