En nuestro país hay gente pasando hambre. Y eso indigna enormemente. Lo que fue uno de los grandes logros de la revolución, el aumento en el consumo per cápita de alimentos, se ha venido abajo. También el incremento de la capacidad adquisitiva del venezolano y el crecimiento sostenido del PIB… Poco relevante nos parecen las comparaciones, discutir si lo mismo, o algo peor, sucede en otros países o si los medios internacionales destacan nuestras fallas y obvian las demás. Siempre hemos sostenido que los EE.UU. y Europa carecen de las credenciales éticas para imponerles su realidad a los demás países. Ellos han edificado su desarrollo sobre la miseria ajena. Las "venas abiertas" de Eduardo Galeano nos lo recuerdan.
La discusión sobre este tema es otra, se resume en el punto de partida moral de nuestro proceso político. No se trata solamente de dilucidar por qué se ha llegado hasta dónde se ha llegado, por qué la revolución ha entrado en un proceso de decadencia y ha desvirtuado su camino. Más bien debemos recordar, y anteponer, por qué se llegó al estado de exclusión social que propició el triunfo de Chávez y al fin de la IV República. Entender de dónde vienen los barros y los polvos. Y entonces la disyuntiva no es pensar en una opción fuera de la revolución, sino dentro de ella, dentro de lo que fueron sus objetivos originales. Y esa opción política es una opción moral que la derecha no es capaz de ofrecer.
Ese camino pasa por dejar a un lado la retórica insustancial y la fatuidad que vienen caracterizando a nuestro liderazgo. Pasa por no aceptar los códigos y las formas, los métodos y las prácticas que nos quieren imponer. No aceptar el vulgar gasto presupuestario en propaganda gubernamental o el despilfarro grosero que contrastan con el esfuerzo inmenso que hace el pueblo para abastecerse de unos alimentos cada día más costosos. No aceptar el desprecio hacia el trabajo y el conocimiento, sin los cuales no es posible el desarrollo económico.
La opción es moral. La opción requiere la construcción de una alternativa política que algunas organizaciones como la UPP 89 y el MEP verdadero pretendemos construir. Esa opción incluye a las bases del PSUV, buena parte de ellas han mantenido sus principios revolucionarios. Y requiere decisión.