La realidad actual del país demuestra que estamos en presencia de alteraciones irresponsables, agravadas y estructurales, generadas por quienes actuando de manera indigna en el ejercicio del Poder Público o en diferentes instancias de ascendencia colectiva, han quebrantado la lealtad debida al Estado de Derecho y el legado histórico que dio origen al mismo. Irrespetando los principios, normas y reglas contenidas en la Carta Magna y leyes de la República, así como el marco ideológico que con justicia debida guían los objetivos de vida de los ciudadanos, obtenidos en el desarrollo de permanentes luchas reivindicativas en su beneficio por los Padres de la Patria e insignes venezolanos, los cuales actuando conjuntamente con hombres y mujeres de honor han dado su vida por los derechos de la población sin distinción de origen o naturaleza.

Ante esta crisis la población insistentemente reclama de manera inmediata un proceso de transformaciones profundas con medidas efectivas capaces de satisfacer sus más ingentes necesidades, manifestando su malestar a través de diversas formas de protesta, exigiendo trato igualitario para lograr la justicia como lo señala Dios quien no establece diferencia entre sus hijos, e igualmente lo dispone el derecho positivo en la Constitución Nacional.

Lo afirmado es innegable en estos momentos cruciales donde se incumplen los preceptos fundamentales en beneficio de todos y la dirigencia se desconecta de lo que verdaderamente ocurre, aún sabiendo las causas del desastre. Por ello, en virtud de la traición que viene materializándose, no podemos aislarnos y dejar de construir, debemos entregándonos al servicio de la Patria de Bolívar, obligados a trabajar con la historia, utilizando la inteligencia a favor del colectivo, no para deformar lo que realmente está ocurriendo, ni permitir que el gentilicio venezolano continúe siendo menoscabado.

Los incapaces, aduladores de oficio, timadores ideológicos y chantajistas que viven de la cosa ajena o de lo hecho por otros valiéndose de la farsa, se consideran poseedores absolutos de la verdad, usufructúan ilegítimamente el poder, injuriando y difamando a quienes no sean sumisos a su conducta o aplaudan su manera fraudulenta de conducirse. En tal sentido, dada la existente desviación que lesiona los intereses generales, todo defensor de la instauración de una democracia participativa, que destaque en su conducta la integridad, haciendo justicia y jurando aún en daño propio, no puede cambiar sus valores y principios rectores, encontrándose obligado a actuar en favor del Estado para lograr la felicidad de sus habitantes mediante la solución de sus necesidades básicas.

Siendo imprescindible señalar y apartar a estos pseudolíderes oportunistas, deshonestos, falsos y sin méritos que lo acrediten en algún acontecimiento probo de memoria pública o privada, quienes utilizan el chantaje como coerción psicológica y arma política, pretendiendo esconder el desastre de la actual administración de gobierno. El pueblo ya los conoce y continuará con sus denuncias dentro del Estado de Derecho, sus malsanas estrategias de confrontación, defensa de lo que ellos mismos violan, descrédito y ofensas ya no engañan, intimidan, confunden ni lograrán enfrentar pueblo contra pueblo, su corto tiempo ha pasado sin gloria y es a lo que no se resignan, por miedo a las consecuencias de su inapropiado proceder, queriendo seguir empleando sus artimañas desestimando la inteligencia, principios y valores que caracterizan a la mayoría de los venezolanos, quienes no cesan en sus actuaciones para que la Constitución y las leyes sean de estricto cumplimiento. No puede admitirse bajo la reinante situación más servilismo, es necesaria una Patria de hombres y mujeres íntegros y no de traidores, incapaces, aduladores, timadores ideológicos, chantajistas y vividores del poder sin virtudes.

Clíver Antonio Alcalá Cordones

C.I. 6097211