El Club de los Sin Camisa

Escrito con dolor y ternura

"... trescientos años de calma, ¿no bastan?"
Simón Bolívar. 3 de Julio de 1811
Nelson Escobar


Mi padre tiene ciento dos años, indio gayón, fuerte, trabajador, paciente, lúcido hasta ahora, perdiendo su visión, su salud, su sonrisa revolucionaria. Mi padre sufrió el rigor de la gobernanza gomecista, soportó sobre su humanidad física esa dictadura, vio de cerca a López Contreras a Pérez Jiménez, habló de Leopoldo Rivero, de Cantalicio Reinoso, sus montoneras. Trabajó en la hacienda de los Gabaldón allá en Biscucuy, supo de Betancourt, de Leoni, de Caldera, de Luís Herrera, de Lusinchi, de Carlos Andrés Pérez; sabe entonces de gobernantes servidores de los gringos, mantiene aún que a Pérez Jiménez lo tumbaron los gringos, señala que los adecos son unos "bolsas", que Armirio "Chimiro" sí es un hombre, que arrecho era el general Montilla el de Guaitó. Que después de Bolívar es Chávez y que después de Chávez, se jodió esta vaina. "Hijo, se perdió el valor de la palabra después de Chávez, Chávez reconoció al pueblo y el pueblo se reconoció en Chávez". Dice también mi padre, que el dios de los pobres es el trabajo, "sólo el trabajo salva al pueblo y a su familia". Mi padre me dice que él conoció y sufrió lo que es una "pepa de sol" en las carreteras de Lara, con un pico y una pala; específicamente en Bobare, él sí sabe lo que es la pobreza y la familia, que Chávez también lo supo; mi padre lamenta que Chávez se haya ido pues vuelve a sentir los rigores del hambre, el hambre de su mascota que es lo único que ahora tiene, un gatico amarillo. Ya en su decepción a esta edad se pregunta: "¿Hijo, quién gobierna mi país? ¿Quién vuelve a decir la verdad? ¿Dónde están los bolivarianos, los revolucionarios?" Ese hombre fuerte y gayón y con nariz a lo Zamora, está perdiendo la sonrisa, se le escapa la vida y nos dice que teme dejar a sus hijos en la inseguridad, a los que tanto dedicó sus esfuerzos.
Siento a mi papá por primera vez inseguro cuando me pregunta "¿Hijo, qué va a pasar? Yo moriré revolucionario y pensando en Chávez", me dice papá.
Finaliza la conversa con mi padre, no sin antes recordarme: "¡Hijo, trate de conseguirle comida al gatico, que pronto aparecerán de nuevo los hombres como Argimiro y como Chávez, no se desespere, sea siempre un hombre de trabajo y de bien, que lo que queda es lo que usted produce con su trabajo y diga siempre la verdad, como lo dijo Chávez!" Mientras escribo éstas líneas, llega a mí de nuevo la imagen de un pueblo combativo y en la calle, en esa movilización contundente en Portuguesa, con una "pepa de sol" y una dirigencia, peleándose por una tarima.

"El pueblo es sabio y paciente,
es el decir de los viejos
que al cantar de guacharaca
saben calcular el tiempo
dicen que viene la hora
mira para ponernos contentos
se fue Bolívar ayer
pero hoy viene de regreso".
Alí Primera, Sangueo para el Regreso


Lectura recomendada: Poesía "El Hambre". Miguel Hernández
Tened presente el hambre: Recordad su pasado turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado, con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre es el primero de los conocimientos: tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos allá donde el estómago se origina, se enciende.



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Nelson Escobar

Maestro Ambulante. Diputado a la Asamblea Nacional por el circuito #3 del estado Portuguesa. www.Nelsonescobar.psuv.org.ve

 Bigotebrocha1@gmail.com      @NelsonEsc

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