Quinto malo

La perseverancia antiimperialista salvará a Rusia

Los pueblos soberanos del mundo comienzan a conmemorar, a partir del 7 de noviembre del presente año, la entrada al primer centenario de la victoriosa "Revolución de Octubre", en la que el ejército popular y proletario, de los bolcheviques, se impone por encima del zarismo y las fuerzas mencheviques, en Rusia. Se iniciaba así, con la toma del poder político por parte de las fuerzas que lideraba Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, el primer gobierno y Estado declarado "socialista".

En 1916 terminó de escribir un libro que se vería en páginas impresas, al año siguiente, el mismo del triunfo de la Revolución Rusa. Nos referimos a El imperialismo, fase superior del capitalismo. Las reflexiones de Lenin nos ofrecían un nuevo panorama del capitalismo, en el que éste, expandía su dominio por el mundo, dejando al capital financiero un poder que rebasaba el de simples financistas o agentes crediticios de las empresas encargadas de "producir" y ejercer la rectoría del capital acumulado en pocas manos.

Ese imperialismo (muy diferente al imperio como Estado, que ejerce su hegemonía desde un centro de poder político y militar, como ocurre en la actualidad con los EEUU) es el que, en la diversificación del dominio del capital, sienta las bases para lo que conocemos en la actualidad como "neoliberalismo".

La apretujada referencia a la centenaria Revolución Rusa, a la primera victoria socialista y a los esfuerzos por consolidar un pensamiento proletario, en el ejercicio del poder político y militar en una sumatoria de naciones que daría lugar a la Unión Soviética (URSS, Unión de República Socialistas Soviéticas), vienen a lugar, hoy, porque luego del derrumbe histórico del bloque soviético, provocado por la erosión político-ideológica en la que el tristemente célebre Mijaíl Gorbachov, jugó un terrible papel entre 1985 y hasta 1991, a través de la "transparencia" y "diálogo" conciliatorios de clases, por las figuras del glasnost y la perestroika, uno observa como la guerra simbólica y mediática, desde las cúpulas hegemónicas del capital transnacional, logra dar al traste con todo lo avanzado en el intento por consolidar una sociedad nueva.

Medio siglo de avances políticos, luego de la victoria de los socialistas en 1917, no fueron suficientes para fortalecer la conciencia de clase del proletariado. La "expulsión" de las ideas dominantes del capital, no llegó a significar su derrota ni su muerte y por eso se infiltraron relativamente fácil, por saber perseverar con su hegemonía mundial, su guerra simbólica y también mediática.

Hoy, luego de la vergonzante derrota de lo construido por los soviets, algunas luces de esperanza siguen ardiendo en el espíritu antiimperialista que, desde el gobierno, ha sabido hacer resurgir de las cenizas y defender con aplomo, el actual presidente Vladimir Putin. Los movimientos precisos en Siria e Irán, incluyendo el emplazamiento de fuerzas militares de gran poderío. El verbo claro, sin temores e increpante frente al imperio yanqui. El desafío para que se lancen en una guerra nuclear, "si es que tienen bolas" –para decirlo en criollo- y las solidaridades con pueblos amenazados, como Venezuela, demuestran que los avances hacia un mundo multipolar parece cada vez más posible.

La perseverancia antiimperialista salvará a Rusia, pero también nos salvará a nosotros. Nos corresponde leer, estar bien informados, conocer de nuestras historias y pertrecharnos de conciencia de clase, para marchar unidos los pueblos amantes de la libertad, del socialismo y la independencia. Es parte del actual reto. ¡Venceremos!



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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