Hay hechos que a veces resultan difíciles de aprehender si los miramos con la transparencia que creemos debe guiar las acciones de aquellas instituciones instauradas en el seno social como referentes indispensables para llamar a la concordia, aportando elementos que para superar algún conflicto emergente; y pecamos de ingenuos. Por eso nos sorprende cuando un alto prelado de la iglesia venezolana (institución disciplinada cuyos miembros han respondido secularmente a la obediencia jerárquica) manifiesta en medio de la coyuntura que vive el país que, "…el llamado diálogo nacional corresponde al enviado especial del Papa Francisco y no al episcopado venezolano". ¿Será que la jerarquía de la iglesia venezolana es reticente al diálogo? ¿Por qué? ¿O es que desconoce y desacata la solicitud que hace el Papa?
Cuando se lee entre líneas lo que dice el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Diego Padrón, se precisa que: a) Las tres primeras palabras: "el llamado diálogo" coloca al enunciante fuera del escenario de dicha acción, es para él algo indefinido que alguien llama así y por tanto no se identifica con tal "diálogo". b) El diálogo lo llevará a cabo solo el enviado especial del Papa.
Detrás de cualquier planteamiento que pudiera hacer la CEV en adelante, está el hecho de no comprometerse a mediar en el diálogo entre la oposición y el gobierno porque no se siente identificado con el mismo y de admitirlo, lo condiciona, lo que ya hizo empezando octubre el sujeto antes mencionado: "sin reconocimiento del derecho constitucional del pueblo al revocatorio no puede haber diálogo". Planteamiento recurrente por parte de un vasto sector de la dirigencia opositora, lo que curiosamente refrendaron hace pocas horas 15 partidos al enviarle un comunicado a la MUD en el que manifiestan que "no están dadas las condiciones para un diálogo (…) un verdadero diálogo debe contar con la presencia de otros organismos internacionales", ¿Coincidencia o previo acuerdo?
De hecho, el encuentro no se dio este domingo como fue previsto y se hizo en Caracas ya en la noche, asistiendo sólo la MUD de "Chúo". Esa decisión de no avalara dicho encuentro por parte de ese sector opositor, apunta a deslegitimar cualquier conclusión a la que se pudiera llegar, si se les permite avanzar. Y como consecuencia de ello, solapar y fortalecer otras acciones para sacar a Maduro.
¡Ah! Debemos recordar que el viraje dado a este inicio del diálogo, también tienen como coautor al Presidente de la CEV, quien señaló que "…el diálogo entre la oposición y el Gobierno de Nicolás Maduro no iniciará el 30 de octubre, pese al anuncio del enviado del Vaticano…" ¿Curioso no?
Evidentemente hay un desacato al Papa Francisco por parte de la CEV, a lo cual se le suma exponer reiterada y abiertamente su posición política con implicaciones de estrategias en contra del gobierno, tal como solicitar que se realice este año el referendo, sin el cual no podría haber diálogo. Ese desafuero los pone al margen del espíritu conciliador de un mediador.
Ante esto, tareas importantes deberían cumplir los cristianos auténticamente comprometidos por una sociedad más justa, donde la iglesia sea del pueblo. A estas alturas de la historia, "cristo no puede seguir estando al servicio de unos pocos, que se lo llevaron preso…", como proclamara aquella canción. De lo contrario valdría preguntar, de qué sirvieron las Conferencias Episcopales de Medellín, Puebla y todo el esfuerzo con la consecuente toma de conciencia sobre el papel de las comunidades cristianas de base como factor importante en la construcción del hombre nuevo…Por cierto, a lo que prelados de esa categoría le han echado mucha tierra.
Lo cierto es que ya empezó la aproximación al diálogo en Caracas con la presencia del representante del Vaticano y el Nuncio. La CEV y su presidente ausentes, seguro darán su respectivo saludo a la bandera oportunamente para cumplir con las formalidades.
