La verdad es qué nunca fui muy bueno en el aprendizaje del latín. Y, aunque prezca una excusa, lo explico y he explicdo desde entonces, porque prefiero relacionarme con los idiomas vivos y el latín está carcterizado como muerto.
Y, hablando de muerte y vida, precisamente quiero proponer una reflexión acerca de la "resurrectio" como vuelta a la vida. Nuestra cultura (por cierto, la del conquistador, impuesta hace unos 500 años por el imperio español) nos conecta con la resurrección a partir de Cristo (Christus, en latín). De allí que haya escogido referirme aquí al tema, a partir de la Christus resurrectio.
Ch resurrectio, en un sentido más amplio, para referirme, en definitiva, a tres hombres históricos que dieron su vida por amor a la humanidad y en procura de su liberción de todo tipo de esclavitud, tangible, económica y social, pero también espiritual. Ya no sólo Christus resucitado, sino también Che y Chávez resucitados.
Los tres fueron asesinados por los enemigos imperiales del género humano, en circunstancias en las cuales los tres expresaban y luchaban con la violencia radical del amor, por hacer posible un mundo de paz y solidaridad, nuevo y posible.
Christus, Che y Chávez se rebelaron -en sus particulares tiempos y circunstancias- en contra del poder y el status quo opresor que caracterizaba la realidad que se proponían transformar. Con persuación y prédicas de concienciación, los tres libraron sus particulares batallas contrahegemónicas para vencer la ideología masificada y proliferada como alienación, por las clases dominantes. Sin embargo, a ninguno de ellos le fue ajena la violencia como opción para rupturas radicles como la de defender al templo como casa de oración y conciencia en vez de Cuevas mercantilista de ladrones. O cuando el mismo Christus expulsa los "demonios" de la alienación y falsa conciencia en muchos pecadores que -con confusa fe- le pedían poder ver, caminar o hablar, en vez de alcanzar la opción radicalmente liberadora de "tus pecados te son perdonados".
En fin, nos proponemos reflexionar e invitar a hacerlo, sobre el mismo Christus, en tres revolucionarios cuyos nombres de liderazgo, lucha y liberación, comienzan en todos los casos, con la letra Ch (por cierto una de las letras condenadas a muerte por el imperio de la real acdemia, parte del mismo imperio qué asesinó a los tres revolucionarios aludidos).
Asesinados Christus, Che y Chávez, en sus particulares circunstancias históricas, a cada uno, el mismo poder imperialista que acba físicamente con sus vidas, también se propone matarlos moral y espiritualmente para que la vida de resurrectio que el mismo pueblo les ha dado, pierda los efectos subversivos y liberadores que cada uno de ellos asumió, firme, radical y amorosamente en pro de toda la humanidad.
A Jesús Christus lo matan de nuevo al falsificar toda su palabra, sus luchas y su ejemplo, encerrándolo en una iglesia creada por los mismos emperadores qué lo asesinaron en la cruz, y a la que erígen como "verdadera", "madre apostólica y romana".
A Che lo matan, después de su captura en la emboscada de Quebrada del Yuro y fusilamiento en la escuela rural de La Higuera (Bolivia), pretendiendo hacerlo mercancía o bisutería y vilipendiándolo permanentemente bajo acusaciones infundadas.
A Chávez, asesinado por el enemigo imperial yanqui y sionista mediante la inoculación de células patógenas cancerígenas en su organismo, aún se trabaja para matarlo en la memoria de su pueblo, que le asume como líder y guía en la construcción, para la humanidad de la Patria socialista.
Creo en la Resurrección de Ch, porque creo, como Aquiles Nazoa, "en los poderes creadores del pueblo". Creo en la vida eterna de quienes nos siguen iluminando el camino definitivo hacia la liberación de la humanidad y el socialismo. Creo en Christus, Che y Chávez y en su auténtica resurrección para -junto al pueblo- conquistar por asalto el cielo.