Intentaremos dar una respuesta… Por supuesto, no estamos hablando del voto clientelar o tarifado que abunda y que es la principal base de apoyo actual del PSUV. Tampoco estamos haciendo referencia a venezolanos y venezolanas que no ven la realidad, ellos y ellas ven la misma realidad que vemos todos los demás pero la justifican, siguen haciéndolo, e incluso, a veces, aunque raras veces, intentan una explicación. Esto último quien escribe lo ha podido constatar, porque pocas veces las críticas que uno recibe están sustentada en una argumentación, son más bien del tipo "sí es sí" (o "no es no") que en una época caracterizó también y aún, hoy día, caracteriza a la mayor parte de la oposición, o son simples descalificaciones gratuitas.
La interrogante, sin duda alguna, debería contener también a la MUD. Pero, en este caso, la respuesta es más sencilla: muchos votan por los candidatos de la MUD, no porque les gustan o valoran algunas de sus cualidades sino por rechazo extremo hacia los candidatos del PSUV. ¿A quién se le ocurriría votar, por ejemplo, por un Ismael García, candidato de la MUD por Aragua? A nadie, salvo que el candidato del PSUV sea alguien como el General Marcos Torres, de infame y oscura gestión, por decir lo menos, como Ministro de Alimentación. Y muchos electores no se plantean que existen otros candidatos. En el Estado Aragua, el candidato de la UPP 89, Eduardo Ledezma, es un hombre decente, profesor de Lingüística y de Literatura Latinoamericana y Caribeña. ¡Prevalece la polarización, ojala no siga siendo así, a pesar de la diferencia ética y cualitativa abismal de nuestro candidato con relación a Ismael García y a Marcos Torres!
Volvamos a la pregunta: ¿Por qué algunas personas decentes siguen votando por candidatos del PSUV? En un documento de la UPP 89, del 27 de abril de 2017, intentábamos una respuesta: "La revolución, si es que aún puede dársele ese nombre a nuestro proceso político, es más hoy un recuerdo en el imaginario de muchos venezolanos que una realidad, aunque, en esa confusión de información y desinformación, debemos admitirlo con preocupación, muchos aún se aferran, como si se tratase de un acto de fe, a esas ideas, antes ciertas de inclusión y emancipación, y aún vivas pero suspendidas en el tiempo, y se niegan a reconocer los hechos duros y contundentes". Y, debemos decirlo aunque sea desagradable hacerlo, y repetimos nos estamos refiriendo solamente a las personas decentes que aún votan por el PSUV, no al abundante voto clientelar o tarifado, hay en ellos un cierto nivel de fanatismo. También la intención de voto parte de no querer aceptar que, en alguna medida, estuvimos equivocados en no reconocer con prontitud los errores y las contradicciones, o que no fuimos lo suficiente críticos o autocríticos, y lo suficientemente analíticos. Al igual que no admitir que nos hemos dejado llevar por el sentimentalismo propio de recordar al comandante Chávez, sus grandes ideas y todo su sacrificio. Y además no observar que la alta dirigencia actual del PSUV ha utilizado la confrontación ideológica con el capitalismo mundial y la campaña internacional de desinformación y desestabilización contra nuestro país para encubrir convenientemente sus inconsistencias éticas, políticas e ideológicas.
Hoy es necesario que el PSUV desaparezca. Lo que Chávez quiso que fuera el PSUV, nunca lo fue. Recordemos sus palabras, en el llamado Discurso de la Unidad, del 15 de diciembre de 2006, cuando anuncio el fin del MVR y la creación del PSUV: "El partido socialista unido por supuesto será el más democrático de la historia venezolana, así será, el más democrático, ahí se discutirá, se abrirá el compás, se les irá por las bases a los verdaderos líderes". Fue además contundente, en su discurso, en la valoración ética que debía caracterizarlo: "Desde el principio debemos ser muy estrictos en cuanto al tema moral, el tema ético y depende de ustedes porque ustedes son los que conocen allá a la gente en las comunidades, aquí no puede haber ningún ladrón, ningún corrupto". Y en cuanto a su construcción señalaba que el partido que había de ser, debía nacer "desde abajo", "desde las bases", "desde la parroquia, desde el barrio". Nada que ver con lo que ha sido y es. Como lo hemos dicho antes, la única redención posible del PSUV es su propio fin.
Es necesario volver a enrumbar el proceso revolucionario, con gente distinta y un partido distinto. Lo que Chávez y muchos más quisimos que fuese la revolución bolivariana, y lo fue inicialmente, ya no lo es. El "gran viraje" es necesario y no es con una dirigencia vieja y cansada que vamos a lograrlo. Y esa parte decente de la población que aún vota por el PSUV debe entonces confrontarse con su propia conciencia y con la realidad.