El PSUV: un partido que hace lo que le da la gana

Efectivamente es así, lamentablemente lo es. No tiene límite, ni recato alguno. Sus dirigentes recibieron, sin méritos propios, una inmensa herencia de Chávez – una herencia de apoyo popular – y han usufructuado de ella y hecho lo que les viene en gana. No les ha costado ningún trabajo, ni esfuerzo. Siguiendo a un conocido filósofo español, pudiéramos decir que el PSUV actúa como la aristocracia hereditaria: "El aristócrata hereda, es decir, encuentra atribuidas a su persona unas condiciones de vida que él no ha creado, por tanto, que no se producen orgánicamente unidas a su vida personal y propia. Se halla al nacer instalado… en medio de su riqueza y de sus prerrogativas. El no tiene, íntimamente nada que ver con ellas, porque no vienen de él. Son el caparazón gigantesco de otra persona – en nuestro caso de Chávez – de otro ser viviente".

Su dirigencia principal es en sí, una verdadera aristocracia, una elite. Ha derrochado la herencia de Chávez. Sus dirigentes se han propuesto dirigir el país y perpetuarse en el poder sin tener las condiciones, ni la capacidad para ello. Han hecho de la coacción, el chantaje, la manipulación y, particularmente, la dependencia lograda por medio de la explotación mercantilista de las necesidades materiales de la gente humilde, una forma de ser. Parafraseando al filósofo español antes citado: no se trata que esa dirigencia vulgar del PSUV se crea sobresaliente y no vulgar, sino que ella proclama y ha impuesto "el derecho de la vulgaridad, o la vulgaridad como un derecho".

Para esa dirigencia su pensamiento es único y todo el país debe regirse por él. Buscan extender la inmoralidad y la desfachatez a toda la sociedad. Así, de la acumulación de desafueros e inconsistencias, el PSUV se ha venido transformando en la expresión cóncava – aumentada y deforme – de la degradación de la política. Su uso y abuso del poder es de tal magnitud que ha acobardado a la sociedad en su conjunto. Las voces de protesta que deberían multiplicarse – sobre todo en la intelectualidad de izquierda – callan y se repliegan ante el poder omnímodo que transforma el rictus severo de la dignidad y la valentía, en muecas y sonrisas bobaliconas.

Ellos, los dirigentes del PSUV, han destrozado al país y a nuestro pueblo, están hipotecando las riquezas naturales de todas las generaciones de venezolanos y hacen uso desmedido de la emisión de dinero inorgánico y, pronto, lo harán del nuevo "petro". Ciertamente son los "hijos de Chávez", los herederos… Lo son, sin ninguna duda, sin el menor atisbo de duda, de una riqueza política, material y humana que ningún esfuerzo les ha costado.

Sin embargo, cometen un error, no escuchan al pueblo, ni tienen la sensibilidad para entender la predicción inmemorial de Erda, Diosa de la Tierra, en la mitología germánica: "todo cuanto es, tiene fin". Así será. Es una sentencia inexorable.

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Reinaldo Quijada


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