La inmolación de Oscar Pérez

"Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino muchos" decía el gran escritor uruguayo, autor del magnífico Ariel, José Enrique Rodó.

¿Quiénes eran Oscar Pérez y las otras 6 personas que murieron en El Junquito? No lo sabemos, ni nos atrevemos a conjeturarlo. No tenemos suficientes elementos de juicio. Sus acciones estaban condenadas al fracaso. Siete seres humanos murieron en circunstancias que, tenemos la impresión, nunca conoceremos con exactitud. Quedan unos videos. Queda la imagen de una casa derruida, de escombros, columnas y amasijos. Quedan unos cadáveres que el gobierno pareciera querer incinerar… Quedan también dos efectivos de la Policía Nacional Bolivariana muertos y varios funcionarios de los organismos de seguridad heridos…

Sí llama la atención que lo califiquen de "terrorista". Es una palabra con una connotación particular que le pertenece al "poder", a los "poderosos", a los que abusan del poder. A las grandes potencias imperiales. A los que carecen de sentimientos y de sensibilidad. A los que desprecian al ser humano y a la condición humana. No es una palabra revolucionaria, tampoco emancipadora, ni que nadie que crea en las luchas de liberación de los pueblos debería utilizar. Y que dice mucho, en mi opinión, de quienes la utilizan intencionalmente, o incluso por ignorancia o sin rigor.

Francia calificó de "terrorista" al dirigente nacionalista Ben M´hidi que luchaba por la independencia de Argelia. De él recordamos aquella aguda respuesta que diera cuando se le increpaba para que explicara por qué colocaban bombas en lugares públicos. Y él respondía lacónicamente, con inmensa dignidad, a sus carceleros: porque no tenemos aviones bombarderos como los tiene el gobierno francés.

Gran Bretaña calificó de "terrorista" a Bobby Sands quien fallece en 1981, en las cárceles de ese país, luego de 66 días de huelga de hambre, con un grupo de 10 luchadores nacionalistas del IRA que exigían ser reconocidos como fuerza política. Le decían al mundo con su gesto que detrás de esa lenta agonía había algo más.

Estados Unidos calificó de "terrorista" a Unabomber, el de las "cartas bombas" y a Timothy Mc Veigh, el del atentado de Oklahoma City que causó la muerte de 168 personas. El primero dejó como testimonio el conocido "Manifiesto de Unabomber", profundo documento crítico de la sociedad moderna que un gran escritor venezolano como Juan Liscano tradujo y publicó completo, en uno de sus libros de ensayo. El segundo eligió despedirse, antes de ser ejecutado, leyendo el poema "Invicto", del poeta inglés William Ernest Henley, el mismo poema que Nelson Mandela, después de ser excarcelado, dijera que fue su principal compañía, durante sus 27 años de cárcel, para ayudarle a resistir y a conservar la moral

Reproducimos para los lectores el extraordinario poema "Invicto", escrito el año 1875:

Desde la noche que sobre mí se cierne

Negra como su insondable abismo

Agradezco a cualquier divinidad que sea

Por mi alma invencible.

Caído en las garras de las circunstancias,

Ni siquiera vacilo o lloro en voz alta.

Bajo los golpes del destino

Mi cabeza sangra pero no se doblega.

Más allá de este lugar de odio y lágrimas

Yacen los horrores de la sombra,

Sin embargo la amenaza de los años

Me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino

O cuán pesada la sentencia,

Soy el amo de mi destino:

Soy el capitán de mi alma.

La palabra "terrorista" no es digna de ser utilizada por alguien que se diga "revolucionario" o "socialista". No podemos utilizar las mismas palabras de la soberbia del poder y la violencia de los grandes países imperiales que lo fueron o aún lo son. Las palabras hablan. Duele la muerte de venezolanos, no importa su condición política.

unidadpoliticapopular89@gmail.com



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Reinaldo Quijada


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