Aquí tiene Nelson, esta es la lista de los "mandados " de esta tarde, me los entrega mi mamá con una sonrisa por delante recién llegado a casa de la escuela ¡Apenas 9 años cumplía! "Hijo, acérquese para que me ayude a lavar los platos", era ya la tardecita, una vez realizada la tarea y jugar con mis amiguitos, se me "premiaba" con el "raspillo" del cambur frito que quedaba en la sartén y luego mi madre apelaba al cuatro y me cantaba la canción "canelita", con esa voz finita y dulcita que me enamoraba de la música; también en la tardecita mi papá nos invitaba a sacar las maracas y una caja que servía de tambor y se disparaba un golpe larense, esa voz típica que solo la tienen los "guaros", recién sacudido de la cal y el cemento propio de su trabajo como maestro albañil, que entre semana, sábado o domingo nos enviaba al cine "Olimpo", "Imperio" o "El Rosal" a ver las hermosas y edificantes películas del glorioso cine mexicano; siempre acompañaba esta enseñanza con la práctica del garrote, lucha, boxeo y la palabra del gallero. Esos fueron mis padres, mis maestros iniciales; luego la calle nos mostró la realidad, la escuela con algunos maestros dedicados a formar ciudadanos, tránsito de encontrarme con mis compañeros, camaradas que orientaron el camino de la lucha, de la universidad de la vida, como diría Máximo Gorki. Así fui acercándome a lo hermoso, el reto de transformar la realidad, esa realidad de la "pobreza" producto de la explotación de una clase a otra clase y esto nos llevó a muchos, a soñar en grande, el cielo sería el límite y lo tomaríamos por asalto.
Hasta ahora sigo soñando y escalando montañas, hasta ahora soñando para lo hermoso; han pasado muchos años y formas de lucha, deserciones de compañeros, abandono de algunos, delaciones de otros, perseverancia de muchos, tenacidad, constancia y trabajo también hemos observado; hoy vemos hombres con tabaco en la vejiga como Hugo Chávez por ejemplo, ayer a Fabricio, Argimiro, Américo Silva y muchos más; como también vemos cómo se desvían nuestros sueños en nuestra propia cara y la impotencia que nos embarga. La revolución bolivariana recobrará el camino, el pueblo desmontará a esos caballeros de armadura nueva que aparecen de repente ungidos pero sin inteligencia social y que sólo les anima el brillo del oro y ¡han empuñado como espada la avaricia y abandonado la grandeza! Me pregunto, .se fue Bolívar ayer, dejando a URDANETA; se fue Bolívar ayer, dejando a CHÁVEZ después... ¿Quién preñará la revolución bolivariana pa' que siga adelante ante este "mal de ojo" de luna menguante?
¡La Comuna y el Socialismo, tan cerca y tan distante!
Recuperar la grandeza para que aparezca URDANETA y vuelva CHÁVEZ...
¡La revolución bolivariana es flor de la montaña, es Amor del pueblo!
Terminada la misa de domingo y cumplido mi oficio de monaguillo más destacado, el cura me regaló un real; salí corriendo, diez cuadras la distancia hasta mi casa; jadeando le dije a mi mamá, sorprendida al verme de ese modo: "¡mamá el padre me regaló un real! Vaya devuélvalo! A Dios no se le cobra! Fue su respuesta. Lo devolví... hoy estoy bien lejos de esa iglesia... ¡Dios se lo pague! Estamos en luna menguante! Anónimo.