La cleptocracia que gobierna debe salir, el imperio del caos, la improvisación, la impunidad y el cinismo debe acabar. La destrucción de los valores nacionales debe cesar y el reconocimiento de los valores tradicionales venezolanos, debe resurgir. Nos han dominado, la MUD y el PSUV, a través del miedo, el miedo debe cesar. La MUD ha basado toda su política en el miedo a un final catastrófico que, de tanto repetirlo, se ha venido a convertir en realidad. Por otra parte, el PSUV, ha basado toda su retahíla discursiva hipnotizante en acentuar los rencores del pasado, exaltar las barbaridades cometidas por los viejos cleptócratas de la 4ta república. Nada de esperanza, solo miedo, un miedo que paraliza al país. Ganan las elecciones quienes sean capaz de atemorizar de manera más terrorífica al pueblo con respecto al adversario, no quien siembra esperanza y virtud. En un país con todas las bondades sociales, culturales e históricas que tiene Venezuela ¿Cómo vamos a dejar de lado la esperanza? La esperanza es el único motor de cambio de nuestro país. Dejemos de permitir que los politiqueros de la MUD y PSUV sigan moviendo a nuestro pueblo por el miedo y pongamos nuestra visión en otra perspectiva, la perspectiva de la posible construcción de una nueva Venezuela, que es posible, necesaria e inminente.
¿El socialismo es culpable de nuestros males? No, no lo es. Lo que padecemos ha sido consecuencia de un gobierno de incapaces que han usurpado el nombre del socialismo para injertarse artificialmente en el gobierno de un noble país que les ha creído y ha sido vulgarmente estafado, engañado y utilizado asquerosamente. El socialismo, o socialdemocracia (que es lo que ha promovido Hugo Chávez, en realidad) es una doctrina política exitosa en los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Noruega, en gran parte, también en Alemania, Francia y otros países de Europa central). Pero no es lo que ha habido acá en Venezuela, no lo ha habido ni lo habrá mientras el esquema esté dominado por analfabetas políticos, cleptócratas asaltantes y militares déspotas, populistas y corruptos, como los que hoy desgobiernan el país, impunemente. Debemos comenzar a creernos que Venezuela es un gran país, un país hermoso y que podemos zafarnos de estos azotes. Los bagres achantados en la burocracia inepta deben salir, los puestos a dedo sin méritos al frente de las empresas públicas deben salir. Pero las empresas públicas y al servicio del pueblo deben continuar, las instituciones públicas y el gobierno fuerte y capaz de resolver problemas sociales urgentes debe continuar, pero con funcionarios comprometidos, capaces y capacitadas, con méritos propios y no prestados, con méritos académicos, sociales y profesionales. Debe cesar el desprecio por la institucionalidad. Las instituciones son necesarias, son el pilar de la democracia, de la democracia socialista aún más. No hay que desmontar las instituciones, hay que reconstruirlas!
¿Qué es el poder popular? El concepto es amplio, pero lo que no es, si lo podemos decir claramente, no hay poder popular cuando reina la anarquía. El canal del poder popular es una organización y la institucionalidad, no el desmadre, el caos en que nos hunden hoy, donde todos quieren gobernar, donde todos luchan por imponerse unos a otros, al final gobierna el más vivo, el más tramposo, el más ladrón, esta estrategia de "poder popular del caos" ha sido ejecutada muy a propósito. En un país donde todo puede ser anarquizado por medio de un falso poder popular, basado en la masificación y simplificación de las ideas, gobierna el más astuto manipulador de masas, el más brutal comprador de consciencias, el más maquiavélico manipulador y es totalmente falso que gobierne el "poder popular", eso todos lo debemos tener muy claro ¿Qué el gobierno debe ser ejercido por el pueblo? Claro que si, pero no en esta versión vulgar, despótica, masificada y corrompida que impone el gobierno. La participación comprada con bolsas de comida, cajas de CLAP y autobuses de las instituciones públicas, eso no es participación popular, eso es masificación y vulgarización de las ideas, de la democracia, de la participación verdadera. En medio de ese caos, los vivos roban, saquean, toman decisiones sin ninguna participación real del pueblo ¿No es esto evidente?
Lo que tenemos es que volver a un orden institucional, donde nadie pueda imponer su voluntad apelando a una masa falsamente movilizada. A una multitud engañada. Vayamos hacia una sociedad basada en la calidad y no tanto en la cantidad. No es más quien más gente moviliza (con fondos públicos, bien de las gobernaciones en manos del PSUV o de las gobernaciones en manos de la MUD) sino quien mejores ideas proponga para salir del agujero negro, en que nos han hundido PSUV y MUD (porque en todos estos años la MUD también ha gobernado, en Alcaldías, Gobernaciones y en la Asamblea Nacional).
El cambio en Venezuela es urgente, necesario, inminente. Unámonos a una esperanza de construcción de un país nuevo sin los rencores inoculados por la MUD y el PSUV, sin las añoranzas de venganza ni de un lado ni del otro. El perdón es el camino para salir de este desastre, debe haber concesiones de un lado y del otro, eso es muy importante. La meta definitiva es salir de este trance, la venganza no es prioridad, ni siquiera es una buena idea. En toda transición debe haber conciliación y paz. Para dejar a estos bagres del PSUV y la MUD en el pasado debemos perdonarnos, pasar la página y avanzar hacia un modelo de esperanza y de construcción de un nuevo país. Creo profundamente que Venezuela es capaz de ser un país próspero y con una democracia social, socialista, una social-democracia, progresista y de bienestar para todos los venezolanos, sin excepciones.