El Petro ha sido la jugada estratégica más inteligente, audaz y extraordinaria que el Presidente Nicolás Maduro ha tomado en el campo financiero. Tanto así, que impacta a Venezuela y el mundo entero, acelerando la migración de otras economías al intercambio en criptomonedas, mientras recuperan las reservas de oro que peligran en el tesoro norteamericano. Quien se atreva a cuestionar el lanzamiento del Petro, no es más que un miope. Incluso me alegra ver algunos funcionarios dictando conferencias sobre Blockchain, cuando hace años echaron de sus instituciones a compatriotas que promovían el Bitcoin y sacudieron, sin decoro, a la vanguardia de M&M. Bastó la determinación del Presidente Maduro para que entendieran: el Petro es el futuro financiero de la región.
Más allá del Petro hay enormes desafíos que merecen igual o mayor fuerza que la dedicada al Petro: el desarrollo de la cultura y la economía socialista. Claro está que el Petro es la herramienta financiera que permite superar el bloqueo mercantil del imperialismo golpista contra Venezuela, inoculando vicios económicos en los cuales el Petro abre posibilidades de maniobra para garantizar la vida cotidiana del pueblo, como se demostró en la Expo Venezuela Potencia. La criptomoneda debe ser aprovechada al máximo para impulsar la verdadera soberanía económica de la patria, atentos ante intereses internos que apuestan a cambiar de un modelo rentista petrolero a un modelo rentista minero, en el cual sigamos comprando todo lo que consumismo, con la amenaza que implica el actual dominio distributivo del para-mercado, donde el Daesh digital ya ensaya. Para nadie es un secreto que el crimen organizado y común utiliza, abiertamente, transferencias bancarias para cobrar extorsiones, peajes, pasos por trochas, alcabalas, trámites institucionales, citas, venta de efectivo y todo lo relacionado con mercancías importadas.
Avanzar en la construcción de ese modelo cultural y económico humanista, exige, como lo señala nuestra CRBV, basarnos en la Educación y el Trabajo. La actual coyuntura demanda afianzar la gestión del conocimiento en la tradición Pedagógica y Científica Liberadora Latinoamericana; el campo Ciencia, Tecnología y Sociedad CTS, desde el cual se abordan los problemas comunitarios para resolverlos con conocimiento, no sólo con la renta petrolera. La gestión del conocimiento nos permitirá alcanzar la plena soberanía en el cultivo de los cereales que necesitamos, las semillas, proteínas, medicinas, las baterías y neumáticos hechos en Venezuela, la apropiación de la robótica de los camiones recolectores. Como el enemigo sabe bien esto, ataca nuestro potencial científico, promoviendo la migración de compatriotas, no por carencias económicas, sino por el terror que causa el paramilitarismo, pero para eso también la ciencia y la tecnología tienen remedio: el geo posicionamiento del delito, la sistematización de inteligencia popular, la neurociencia.
Como nunca antes, la situación requiere "echarle coco" al asunto, no sólo activos. Llega el momento de confiar el Blockchain a la Vicepresidencia Económica y que las Universidades desplieguen sus contingentes de Embajadores de Innovación; como lo platea Martí: "Maestros Ambulantes" en cada aldea, fábrica, eje de desarrollo, comuna y empresa, asumiendo cada problema como una tesis y cada tesis como una respuesta liberadora.