Lo mejor que pudo ocurrirme fue la crisis económica, no, no es broma, tampoco pretendo burlarme de quienes están en una situación más compleja que la mía, más difícil, más dura, de lo que quiero hablar es de esa emoción de mis hijos al volver de la escuela que ya no es una oreo, o un cocosete, sino que es un majarete, un mango o unas catalinas, hablo de ir al mercado pensando en priorizar lo que realmente necesito, hablo de entender y superar en muchos casos nuestra vanidad.
Definitiva y matemáticamente estamos en problemas, un antibiótico, un kilo de arroz o uno de pimentón te lo certifican rotundamente, y que sucedería en una situación igual si mandara la derecha, ¿Habría bonos, respaldo, aumentos salariales? seguro que no, y lo sé porque tengo suficiente edad para recordar algunas cosas de la 4ta república, pero además lo sé porque escuche de las vivencias de mi abuela, una mujer del pueblo más humilde que no supo nunca otra cosa que trabajar y luchar, que me contaba como tuvo que aprender a dormir 4 horas diarias por años, porque tenía que atender dos trabajos en doble jornada para sacar a sus muchachos adelante después de enviudar, o de como los hijos estudiaban en dos turnos para que al llegar uno el siguiente pudiera usar los zapatos, camisa o pantalón del otro para poder ir a clases, seguro que esa Venezuela no es ni será nunca esta.
Y es que con todo en contra seguimos teniendo esperanza, aún podemos ser felices, por encima de lo mucho o de lo poco, todavía tenemos ganas de sonreír, los y las que nos quedamos en esta patria seguimos en batalla por el mejor mañana, convencidos que podemos, que no todo está perdido, sabemos que será un proceso y como todo proceso puede llegar a ser lento y difícil pero estamos dispuestos.
Con las vanidades abandonamos también el miedo y las inseguridades, sabemos que no sirven para nada, especialmente no sirven para avanzar al futuro que queremos construir, con paciencia, con amor, para nuestros hijos, para nuestros nietos, quizás no sera para nosotros, pero que pasa si nos rendimos ahora, que tendrán ellos mañana, una patria entregada por quienes no tuvieron la capacidad de entender que algunas veces es fácil y otras veces no tanto, pero que siempre vale la pena luchar y apostar por ella, porque es lo único que tenemos, eso que nos pertenece desde antes de nacer.
Ante cualquier nuevo reto sigo confiando en que podemos asumirlo juntos, porque un esfuerzo conjunto puede hacer que el mundo entero se mueva, seguimos siendo un pueblo valiente, fuerte y noble, más allá de algunos circunstanciales desenfrenos que han puesto de manifiesto lo más bajo que algunos tienen dentro, los venezolanos somos en esencia solidarios, amables y luchadores, con eso me quedo, y a esos convoco, por encima de las calamidades y necesidades que no me son ajenas, les pido que caminemos hacia la sombrita un rato para seguir después bajo el solazo que nos toque, porque pronto vendrá la lluvia que refresque nuestros campos y florecerán en cada esquina nuestras esperanzas que llegaran para hacer realidad nuestros sueños, vamos, vamos ahora que podemos, vamos ahora que es cuando nos necesita la patria, vamos ahora que es nuestro momento para vencer, ¡Vamos!