Hablar de la esperanza al igual que hablar de la fe nos circunscribe a definirnos como partidarios de una idea, de un ser superior, creador y soberano, quienes practicamos la fe en Cristo entendemos que un paso de fe es una decisión personal y un trato especial de Dios con la vida de cada individuo.
Tras los recientes hechos lamentables ocurridos en la hermana República de Bolivia, se vislumbra un escenario de persecución, violencia, rebelión y muerte por parte de quienes hasta el momento de la contienda electoral se contaban dentro del ejercicio democrático, sin embargo, y luego de no salir vencedores en la misma arremetieron, no solo contra el árbitro oficial de la contienda, sino además contra su adversario quien salió electo con más del 10 % de la votación del pueblo.
Esto nos muestra un ya conocido libreto de intervencionismo del imperio, esta vez sobre la decisión del pueblo boliviano de elegir como su presidente a Evo Morales, esgrimiendo el "fraude" electoral primeramente, para acto seguido solicitar que el presidente ya electo, Evo Morales dimitiera bajo coacción y obligado por la persecución a actores de su alto gobierno, tomando además en cuenta que las fuerzas armadas y demás encargados del orden público se sometieran a los interese imperialistas de quienes no aceptaron las vías democráticas establecidas desde un inicio para la conquista del poder.
Evo, dirigente sindical de origen indígena como gran parte de la población, reúne la expresión de la vocería que estuvo siempre invisibilizada por quienes redactaron la historia de nuestros pueblos, y manejaron a su conveniencia el poder hasta la llegada de Morales al gobierno, afectando los intereses de empresarios y transnacionales apoderados de gran parte de los recursos y manejo de los servicios hasta ese entonces.
En la historia de nuestros pueblos, asediados por la mano imperialista desde siempre, hay capítulos que nos encuentran, quiero citar específicamente el de abril del 2002,un golpe de estado, por quienes también se veían afectados por la llegada al poder de la revolución Bolivariana, recordamos un Chávez devuelto a su lugar como primer mandatario después de este fallido intento de golpe, un Chávez esperado por el pueblo que salió en su defensa a las calles, un pueblo que cerco Miraflores y lo espero con amor y paciencia hasta su retorno; hablamos del mismo Chávez victorioso al regreso, cuyas primeras palabras fueron con un Cristo en la mano y un llamado a la paz.
Y cuando hablamos de paz y de Cristo, recordamos a principios de este año la movilización a Miraflores de numerosos pastores al servicio de Cristo, clamando junto al primer mandatario Nicolás Maduro por la paz en nuestro país, tal como está llamado el pueblo de Dios a hacer, según lo descrito en la biblia (1 Timoteo 2:2), es precisamente este punto donde necesitamos llegar para establecer lo siguiente; Los voceros de la oposición boliviana intentan usar la palabra de Dios para agredir y validar sus acciones y su ambición de poder, y muchos voceros de la izquierda más radical interpretan que el nuevo escenario político es el Gobierno de Evo Morales vs. el Evangelio, denunciando la condición o práctica de la fe de uno de los voceros frente a este evidente golpe de estado.
A lo cual es necesario que en el marco de lo antes descrito sepamos que tal cosa es imposible, Dios no es de izquierda ni de derecha, es Dios soberano y está por sobre todas estas cosas, es el mismo Dios que nos insta a orar por nuestras autoridades y gobernantes, sin importar cuales ni quienes sean estos.
Es importante además identificar que este no es un debate teológico, sino una denuncia ante una nueva arremetida del imperio sobre las decisiones democráticas de los pueblos, ante esto y por esto es el debate real, desviarnos y posicionar a la iglesia de Cristo como adversario político no solo es incorrecto sino que desvirtúa el sentido real de lo que hoy se denuncia en nuestra hermana república.
Quienes practicamos la fe en Cristo seguimos orando y esperamos, que nuestro ya asediado continente encuentre prontamente el camino de la reconciliación y la paz.