En julio del año pasado previo a las elecciones de la ANC, precisé en el artículo https://www.aporrea.org/actualidad/a248569.html, las dos condiciones que hacían gravitar en el imaginario de la gente la idea de se avecinaba un desenlace inminente a la encrucijada política que se vivía: una, el manoseo de la psiquis, la otra, la imposibilidad de acceder a la satisfacción de sus necesidades básicas.
Hoy, cual fotografía idéntica, se percibe esa misma sensación, que en este caso está más animada por la participación electoral de un sector de la dirigencia opositora. Sí, se observa una mayoritaria disposición de salir a votar. A votar por una u otra opción, o a votar aunque "salga sapo o salga rana" con la esperanza de que pase ese 20M para que todo cambie. Lo cierto es que la gente se movilizará, inducida por los altos precios de alimentos, la falta de transporte público, escases de efectivo, la corrupción, u otros males de la larga lista incubada en la crisis actual, así como por los pequeños y grandes relatos inventados y tejidos sobre la base de las penurias sabidas.
¿Y qué sucederá el 21M y sucesivos?
Si gana Maduro, el 21 amanecerá con tensión el nuevo panorama político. Unos desconcertados, frustrados, otros labrando las estrategias de ataque continuados al gobierno para no dejarlo accionar. Amanecerá un nuevo cuadro político, nueva oposición legitimada con un gran caudal de votos con Falcón al frente, que le dará la oportunidad de organizar desde su visión y de quienes lo acompañan basto movimiento; Bertuchi como revelación política tendrá también un rol decisorio en la marcha futura de la oposición. Ante ello, amanecerá un gobierno fortalecido con capacidad para maniobrar y hacer los ajustes que la economía del país demanda, pero con un gran peso en sus hombros por la gran responsabilidad a afrontar, en la que jamás deberán reeditar los errores administrativos, económicos, éticos y políticos que han avivado la situación actual.
Si gana Falcón, la entrega e hipoteca inminente al FMI, se le abrirán los brazos a las transnacionales, cesarán los programas sociales, adoptaran otras formas como fundaciones caritativas o de ayudas humanitarias para superar la crisis heredada, vaya usted a saber…En fin, la entrega. Y todo esto pasa por la estigmatización y persecución de todos los voceros del gobierno, ímprobos y probos, así como del socialismo como modelo político, sin tener culpa, pues no se le dejó trascender de la transición, donde ha quedado y lamentablemente, no se le ha dejado entrar en escena. Por supuesto, como el exgobernador de Lara no ganará, a partir del 21M se abre una nueva e inaplazable oportunidad para que socialismo se pueda estrenar aquí en Venezuela…para que, parafraseando a Gramsci, muera lo que debe morir y nazca lo que debe nacer…y será tal vez la última oportunidad que nos conceda la historia.
