Cuando se escribe, se puede procurar caer bien a todxs, a nadie, o a algunxs. Sin embargo, mi intención no es la de agradar, sino la de decir verdades en la medida de las posibilidades.
En días recientes, vimos con flamante gallardía, como el jefe de Estado Venezolano, le decía "tira flecha" a un comunero porque, a su criterio, divagaba, no concretaba la idea, y le hacía perder tiempo.
Muchos han debatido por redes sociales al respecto, mostrando su apoyo irreductible al presidente: "Él es un hombre muy ocupado", mostrando su rechazo a tal expresión de desdén: "Quisiera ver a Maduro hablarle así a los Empresarios", o siendo medio guabinosos: "ambos se equivocaron".
Sin embargo, lo central no es la agresión verbal (que molesta, arrecha, enerva). Lo central es lo que refleja dicha agresión.
¿Puede quedar duda alguna, que Maduro pasó de ser el "presidente obrero", a ser un agente de un sector trasnacional parasitario, como la Gold Reserve?
¿Puede quedar duda alguna, que estamos en presencia de un Gobierno, que priva el interés de las Cúpulas Militares, por encima de los intereses Comunales?
¿Puede quedar duda alguna, que el Estado Comunal no será promovido en ningún momento por el aparato del Estado Burgués (razón tenía Chávez), ni con Chávez –como él mismo decía- ni mucho menos con Maduro al frente, y la sombra de Tarek El Aissami como precursor de medidas económicas reaccionarias, como El Petro?
¿Puede quedar alguna duda, de que hoy más que nunca es necesario un sujeto Comunal, multidimensional –no solo comunero en sentido popular, sino profesional, agricultor, técnico, universitario, intelectual, incluso burocrático (administrativo), etc.- que se declare independiente al Estado Burgues, y reme incluso a contracorriente de las políticas clientelares que existen en la actualidad?
¿Cómo levantar el aparato productivo, de la mano de una cúpula militar que en su mayoría solo buscan el beneficio propio, y no tienen la mayor idea de lo que significa "volver al campo"?
Más allá de los aduladores de oficio, que ostentan Premios Nacionales de Periodismo, o del ladrido silente, que ostenta aduladores por el simple hecho de vivir en un lugar alejado de todo bajo una figura de aparente coherencia y que es capaz de lanzar pueblo contra pueblo al ruedo de las responsabilidades políticas gubernamentales…. Más allá de todo ese ruido balurdo, de falso sacrificio militonto, y de coherencia perruna…. Más allá de todo eso, existe un pueblo (existimos) que está pasando uno de los peores momentos de la historia repúblicana: sin transporte, sin agua, sin luz, sin seguridad en nuestras calles, sin hospitales dignos, sin medicinas, sin salarios (prácticamente), sin justicia (evidentemente), con empleos precarios (peores a los españoles, y ya eso es bastante decir). Y, aun así, pueblo no se levanta en armas contra todo tipo de "desorden" establecido. Ya sé que muchos vendrán a decir: "es que el pueblo está consciente de quién es su verdadero enemigo". Y, ¡Sí! Eso es una verdad a medias. También está ocupado, preocupado, ensimismado, atomizado, desarticulado, y llamado a la conciencia única y exclusivamente en época de elecciones. Es decir: ¿cualquier parecido con la dinámica electoral de la social democracia europea, será mera coincidencia?
El gobierno de Maduro ha cumplido –a groso modo- menos del 5% de sus promesas: Un billete de 100 que aún no sale de circulación, un billete soberano que aún no entra, un salario fuerte que fue enterrado hace mucho, una soberanía de color verde y estrellas de adorno, una intervención –para nada humanitaria- de empresas transnacionales de dudosa ética económica y ecológica, un tratamiento políticamente incorrecto y arrogante hacia la disidencia, y un tratado casi con delicadeza, contra quienes se encargan de entrar y salir del país, pidiendo casi de rodillas una intervención "humanitaria".
¿Y es el comunero el que está lanzando flechas, Nicolás? ¡No me jodas!
El Estado Comunal es un sueño posible, pero no contigo al volante.
¡Viva la Comuna!
¡Ni un Comunero, Ni una Comunera menospreciada más!