Crítica a la visión de Marxistas Ortodoxos Venezolanos, sobre la actividad de Conuco

El Conuco, como actividad humana, ha sido duramente golpeada, no solo por las empresas transnacionales con suficiente poder económico para aniquilar cualquier actividad que consideren "incipiente", sino por un Estado que lo utiliza como herramienta retórica de Independencia y Soberanía Alimentaria, y un conjunto de analistas políticos y económicos que, sin desmedro de su capacidad intelectual -que la tienen, y mucha- miden al Conuco desde una perspectiva inadecuada.

Siendo yo parte del Equipo Operativo Nacional de Marea Socialista, mencioné en varias de las reuniones nacionales: "El sujeto histórico de la revolución bolivariana, ya no es mas el obrero. Mutó, se transformó, o en su defecto, la crisis económica y el modelo rentista monoexportador, destruyó dicho sujeto al no constituirse espacios productivos industriales Sin embargo, si hablamos de revolución, algún sujeto debe protagonizarla. En mi criterio, este sujeto es multifactorial: no solo es obrero (industria), también es campesino (tierra), es ama de casa (informal), es de la administración pública (revolucionario en menor medida), etc."

Dicho esto, planteo lo siguiente: ¿puede una revolución ser tal, si los sujetos que la constituyen se encuentran imbuidos en dinámicas individuales sin brazos comunicantes entre si?. En palabras de Galeano, puede construirse una revolución mientras "veamos al otro o a la otra como una amenaza y no como una promesa"?

Es en este sentido, que traigo a colación el Conuco. Si, es cierto, el Conuco es una actividad que no garantiza alimentos a gran escala, pero, los garantiza mediante una planificación adecuada, a baja escala, entre los miembros que lo conforman. En ese sentido, es más eficiente que un sindicato, un consejo comunal, una asociación de vecinos, o cualquier otro paradigma organizacional existente porque, en tiempos de "guerra económica", "crisis hiperinflacionaria", " desmadre", "democratización de la corrupción" o como quieran llamarle, es capaz de suplir a un número determinado de personas de algo vital como es la comida, o parte de ella.

Sin embargo, no es la producción de alimentos para un número determinado de personas lo que considero relevante o "más relevante" del Conuco. Son los lazos de igualdad, unidad, y fraternidad que se construyen entre los individuos sobre la base del trabajo de la tierra y el consumo de los "frutos" que de ella emanan en base al trabajo cotidiano.

Hace pocos días, tuve el placer de involucrarme con una experiencia en alguna parte del país, donde un grupo de personas, profesionales con convicción, se dispusieron a abandonar sus comodidades para producir un espacio de tierra disponible. De ahí, surge la idea de una Escuela Agroecológica, que en la actualidad alberga a no menos de 20 jóvenes de varias latitudes nacionales, de distintas edades, de orígenes muy humildes, e incluso, de contextos muy violentos.

Estos jóvenes, en su mayoría adolescentes, cultivan sus propios alimentos (parte de ellos). Entienden y comprenden algo que muchos ilustrados universitarios no logran siquiera digerir: que el tomate no viene de los mercados, sino de la mano y el sudor del campesino, del obrero que los empaqueta, y de la tierra siempre noble.

Estos jóvenes, pudieran estar robando, matando, o muertos.

Estos jóvenes, se han reído con Charlie Chaplin, comprendieron la realidad de los campesinos colombianos desplazados por el paramilitarismos y los más de 3000 muertos de la UP, también lloraron (algunos) con Voces Inocentes, aceptan sin prejuicio la Sexo Género Diversidad, Tienen disciplina e incluso, con decisión, empeño, mezclan su trabajo de la tierra, con sacar el bachillerato.

Toda esta dinámica, gira en torno a un espacio común: El Conuco que, siendo local, al igual que la cultura se transforma en un arma de Construcción Masiva Revolucionaria.

Ese pedazo de tierra, les dio lo necesario para una cena navideña de casi 40 platos, donde se alimentaron con el fruto del esfuerzo de cada quien y de todos por igual.

Entonces, lo digo y lo reafirmo: se esta analizando al Conuco (como parte de las experiencias cotidianas), desde algo que evidentemente no puede cumplir tal como se plantea (artesanalmente), y no desde su potencial organizativo, que es mucho, y que crea lazos humanos estrechos e inquebrantables.

Sin ser Conuquero, lo digo con orgullo: Viva el Conuco, Viva la tierra, vivan los pueblos comuneros y campesinos, y que viva Chávez.



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Guillermo Rodriguez

Estudiante de Pregrado, Guillermo, J. G. Rodríguez, M. 10mo. Semestre de Licenciatura en Física Pura. Facultad Experimental de Ciencia y Tecnología. Universidad de Carabobo.

 gjgrodriguez1990@gmail.com

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