Ahora todos reconocen el fracaso del gobierno, hasta el propio presidente se pasó al bando de los "showceros", descree de su propia gestión. El diagnóstico es conocido y aceptado, ya no es noticia decir que el gobierno acabó con PDVSA, que los niños comen en la basura, que duermen en la calle, que no hay medicina, que la inflación es brutal.... Ahora es necesario hablar con valentía de ¿cómo salir de este mal gobierno?.
Es difícil que un gobierno dictatorial arregle su transición en sana paz, son escasos quienes con inteligencia han cedido el poder por el bien de su sociedad. No es el caso de hoy en Venezuela, estos usurpadores se aferran a la silla que les cayó del cielo, saben que al perderla se hunden en el olvido. Siendo así, la solución a la crisis de hoy tiene dos características principales: debe ser rápida, urgente, el país no aguanta más improvisaciones y disparates; la otra característica es que,
lamentablemente, la solución será violenta, la vía pacífica es improbable.
Y aquí se abren dos puertas, la de la derecha, que no hay que ser detective para barruntar que están conspirando, y no se sabe "cuando bebe agua el pez". El gobierno teme a esta conspiración su
conducta es de susto: el trato preferencial a los militares, las amenazas de invasión, de guerra, con Colombia son vulgares trapos rojos que llevan el signo del miedo. La puerta de la izquierda está abierta pero el temor no la deja cruzar, los showceros del gobierno declaran y basta un gritico para que regresen al redil. Con ellos nos se cuenta, no tienen fuelle ni para mantener una declaración, son dramáticamente inofensivos.
Quedan los revolucionarios, los chavistas auténticos, éstos tienen que dejar la fase del diagnóstico y pasar a la fase del tratamiento. Deben hacer una proposición de cómo salir del gobierno, sólo así se harán opción de poder, mostrar su vocación política real que es la capacidad de ser poder, de conquistarlo primero y ejercerlo después.
Podían empezar por convocar un Concilio de chavistas, de rescate del PSUV, del ideario de Chávez, del gobierno revolucionario. Ya sabemos que el congreso del Partido será un fiasco más, como la constituyente, los motores, el cono, el petro. Ese Concilio tendrá como único punto de la
agenda buscar las fórmulas para la salida del gobierno. Por supuesto, el Concilio tendrá que reunirse en el exterior, que es el territorio permitido por ahora a la disidencia verdadera.
Sólo una acción de este tipo, concreta, audaz, podrá traer los vientos de esperanzas al país hoy atrapado en el escepticismo, corriendo peligro de la disolución, del horror del fascismo. Los líderes chavistas tienen la obligación de dar un paso al frente, ya no es suficiente hablar, hay que hacer. ¡Convoquen! Ya las palabras no definen, la definición es la acción.
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