Acaba de cumplirse un nuevo aniversario del tío Ho, otro gran revolucionario auténtico, defensor de la alegría como la más efectiva arma en todas las victorias.
Decía el poeta Ho Chi Minh que se pueden perder mil batallas, pero que la derrota sólo se conoce cuando se pierde la sonrisa. Se refiere, sin duda, a ese maravilloso estado de ánimo que siempre acompaña al optimismo.
Los pesimistas son personas tristes, desalentadas, poco perseverantes, en fin, derrotadas antes de ir al campo de batalla. Las victorias verdaderas pertenecen sólo a los perseverantes y optimistas.
Esto lo digo, porque hemos entrado en un período de nuestras luchas revolucionarias en el que estamos golpeando firmemente y con gran sentido estratégico y ya comienzan a aparecer los desalientos de la desesperada pequeña burguesía que cree que todo debería expresarse en resultados inmediatos.
El presidente Nicolás Maduro ha expuesto al país y comenzado a desplegar, un plan de Medidas de Recuperación Económica, de Crecimiento y productividad, centradas en el Trabajo y no en el Capital, que es como lo ha hecho hasta el presente el capitalismo, concentrando en pocas manos la acumulación de dinero.
Sólo el pueblo proletario, las trabajadoras y trabajadores del país, los explotados de siempre, mantienen la sonrisa, confían en el liderazgo de Nicolás Maduro, quien conduce estratégicamente la Revolución Bolivariana y Chavista en la presente coyuntura.
Quienes creyeron que al día siguiente al 20 de agosto ya tendríamos «el mandado hecho», se equivocaron de plano. Esta batalla es de largo aliento pero sus resultados comenzarán a verse más pronto de lo que creemos.
Esta batalla tiene que ver con la desdolarización del pensamiento, pero también con la desdolarización de toda transacción mercantil en Venezuela o en relación con nuestro país, ya sea en lo grande o en lo pequeño.
Desesperados, algunos descarados ladrones que manejan -a distintos niveles-la comercialización de los productos necesarios para el sustento o para satisfacer la perversa culturización del consumismo, se empeñan en seguir extorsionando a nuestro pueblo incrementando compulsivamente todos los precios y acaparando los productos, en procura de la acentuación de la crisis y en apuntalar el sumiso seguimiento de la orden imperialista de salir del gobierno de Maduro y la secuencial imposición del dominio, el robo, el acaparamiento y el control de Venezuela por parte de las transnacionales del capital.
Ajustes y reajustes en los precios, era algo previsible en el contraataque que ha lanzado la Revolución Bolivariana y Chavista, en este momento. Que nada nos turbe, que nada nos espante. Que el pesimismo no sea el que conduzca estos momentos. Tenemos la seguridad y confianza en que vamos a vencer.
Asumimos las contradicciones de la lucha de clases, asumimos nuestra fe en el camino, que éste, y en el liderazgo que está definiendo los pasos tácticos para seguir venciendo.
Hemos perdido algunas batallas, es cierto, pero la guerra la ganaremos. Somos socialistas, somos revolucionarios y optimistas porque pueblo somos, porque proletarios venceremos: con la alegría como escudo, con la sonrisa en la conciencia y en todos los alientos.
Vamos, ¡ánimo! ¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!