Quinto malo

La violencia que implica mantener la paz

Así como la salud no es la ausencia de enfermedad, tampoco la paz es ausencia de violencia.

La cultura de la lógica cartesiana, del positivismo y el funcionalismo, que padecemos como parte del sistema de creencias que hegemoniza el pensamiento capitalista «científico», nos enseña que cuando algo es «a» no puede ser «b» al mismo tiempo.

Pero resulta que «A» y «B» son una realidad en constante movimiento dialéctico que siempre genera una realidad nueva como síntesis de contrarios que se «niegan» mutuamente.

La preocupación filosófica del movimiento de los contrarios ocupó también a Carlos Marx, al igual que a su pana Guillermo Federico Hegel, sólo que a este último desde una perspectiva idealista, mientras que a Marx desde el materialismo dialéctico.

Para Carlos Marx las posibilidades de una revolución se desarrollan, en la dialéctica de lo real social concreto, a través de la lucha de clases y para tener historia hace falta superar la prehistoria que subsiste en cada sociedad de clases y, particularmente hoy, en el capitalismo. Y, no lo olvidemos, «la violencia es la partera de la historia», según lo expuso el propio Carlos Marx.

Ese contexto de ubicación que apreturjadamente expongo en los párrafos precedentes es para lograr entender por qué Venezuela, Revolucionaria Bolivariana y Chavista, en su construcción del socialismo invoca y mantiene una posición de contrarios en la lucha de clases, del lado de la paz.

Lo hacemos porque la paz es parte de la utopía comunista. La sociedad de las y los iguales, por la que luchamos, es una sociedad de solidaridad en la que debemos producir sin explotación.

Es decir es la sociedad en la que vamos a producir, a generar nuestros bienes de alimentación, sustento y ornato con la participación de todas y todos, tomando en cuenta las capacidades de cada quien, según la diversidad incluyente.

Pero también es la sociedad de solidaridad que lo que produce según capacidades diversas, también lo distribuye y consume según necesidades distintas.

Bueno, la utopía de la producción socialista que es negación del egoísmo, la explotación y la desigualdad capitalista, sólo es posible ejerciendo la violencia de la paz.

Hoy, nuestra Venezuela amenazada por la violencia terrorista del capital y sus lacayos imperiales o subimperiales, se encuentra con la contraofensiva proletaria de un proceso revolucionario que cree y lucha por el socialismo como opción para vivir viviendo.

Esa contraofensiva, comandada en la estrategia de Defensa integral de la Patria por Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, comandante en jefe de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana y presidente de Partido Socialista Unido de Venezuela, lleva por divisa la Paz.

Por la Paz hemos vencido en la calle, en las batallas mediáticas nacionales e internacionales y estamos venciendo en la expresión económica de la guerra con la que se acosa a Venezuela.

Cada uno de nuestros propósitos de paz no ha estado exento de violencia. Violencia no sólo del campo enemigo sino la violencia interna de nuestro proceso y de nuestra militancia y soldados, quienes a cada rato nos sentimos tentados a responder con violencia a esa con la que se nos agrede y hostiga.

Aprendamos de Che en su llamado a ser duros y firmes, pero «sin perder jamás la ternura». Sin perder al amor como motor de los grandes sentimientos revolucionarios.

Resistir, organizarse, estudiar y trabajar para la unidad cada vez más fuerte del Poder Popular y su victoria definitiva, esa es la violenta Paz que nos anima.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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