Muchas y muchos andan sacando cuentas para ver si vale la pena proponerse como candidatas o candidatos a las próximas elecciones en diciembre de éste 2018.
Los cálculos hay quienes hasta los hacen en dólares, ignorando que nuestra moneda revaluada es el Bolívar Soberano (BsS) y que ésta está anclada en el Petro y soportada de manera real y tangible en nuestras reservas petroleras, probadas como las mayores en el mundo entero.
Calculan, las y los interesados, con un pensamiento dolarizado, con una cosmovisión egoísta, capitalista, tramposa y totalmente alienada. No están pensando en servir sino en lucir, tener poder, prestigio y los bolsillos llenos. Lo más triste es que muchas y muchos de esos candidat@s se dicen «revolucionarios» y «chavistas».
Vale la pena preguntarse ahorita, cuando faltan casi cuatro meses para la realización de las elecciones legislativas municipales y regionales, ¿Cuánto billete se mete un(a) Concejal(a)? Pero también ¿Para quésirve esa figura de elección popular?
En cuanto a la segunda interrogante, muy pocas personas saben la respuesta, pese a que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela tiene contemplada «la función legislativa del Municipio»(artículo 175) para el Concejo «integrado por concejales elegidos o concejalas elegidas en la forma establecida en esta Constitución».
Es decir que es la tarea de legislar desde la instancia de gobierno más cercana, «por ahora», al pueblo dentro de la administración del Estado. Por tanto la responsabilidad gubernamental que debería tener mayor importancia si se piensa con sentido Revolucionario y privilegiado al Poder Popular por encima de cualquier otra forma de servicio público, incluyendo el que corresponde al Ejecutivo.
Es decir que en diciembre acudiremos a nuevos comicios. Una nueva elección popular en un país que es estigmatizado por la mediática de los dominadores, del imperialismo y de las derechas que gobiernan en el mundo, haciéndole parecer como «dictatorial».
Nos toca, entonces, para contrarrestar los efectos de esos ataques imperiales, acudir disciplinadamente a las elecciones de diciembre. Pero más allá de la acción efectista de vencer la ofensiva mediática y desmontar las matrices de opinión contra nuestro pueblo, debemos votar pensando en la eficiencia del Estado, en el fortalecimiento del mismo y en la construcción de estructuras de poder de nuevo tipo, lideradas y dirigidas por el pueblo, por las bases populares, por el verdadero Poder Popular organizado.
Para esta fecha ya deberíamos tener claro quienes serán nuestros candidatos y candidatas, por qué y para qué.
Ya es hora de emprender con otra mirada nuestros procesos electorales.
No se trata de votar «para que no digan», «para que no hablen» o para derrotar las injerencias enemigas. Se trata de votar, fundamentalmente, para hacer nuestro Estado fuerte y eficiente. Es allí donde, de verdad verdad, debemos vencer y éste es el momento de actuar.