Ayer en la tarde a eso de las 6:45pm; iba yo caminando con mi hija en una Avenida que están reconstruyendo para convertirla en un gran paseo. Muy entusiasmada mi mirada viendo tal significante y bella obra en la que marchaba dicha construcción; pero también con muchas ganas de llegar a la casa para cenar y darle algo de reposo al cuerpo agotado por un día agitado. Cuando ya llegando a un monumento llamado el Paredón me detiene una amiga de vieja data, la Sra Chela como le decimos con cariño. Ella me saluda con aprecio y me pide que le escuche:
¡Hola Carlitos! Me complace encontrarme contigo en este momento oportuno. Ando molesta e indignada. Tú sabes que yo nunca he estado a favor de este gobierno, pero tampoco soy apátrida. Siempre he reconocido que Chávez y Maduro han hecho algunas cosas buenas. Pero ese no es el punto, ando en una especie de redesilusión tanto con el gobierno como con la oposición. ¡Carajo Carlitos! Ésta vaina ya nadie la aguanta, ya no hayo que vaina hacer. Me encuentro como indefensa. Vengo ahorita del verdurero (sic) y aquí cargo una bolsa pequeña con tres cebollitas, tres tomaticos, tres pimentones, una ramita de cebolla en rama y un cubito porque me gusta eso. ¿Sabes cuánto llevo aquí? ¡Pues 300 soberanos, que vaina! Yo le pregunté a ese ladrón qué si las verduras y las hortalizas las siembran en la Luna y la respuesta que tuve fue que si no tenía real que las dejara ahí. Me acordé de "Toño el Amable".
¡Carajo Carlitos! Pero eso no es todo, hace una semana me pasó igual en un abasto de un árabe; ahí compré una mantequilla y me la quisieron condicionar con una galleta de chocolate; esa broma me costó 110 soberanos; yo no quería la fulana galleta pero el árabe me dijo que debía venderla así porque la Polar lo obliga hacerlo. Par de zánganos, me dije. Eso me dio motivos y fui hasta la SUNDDE y los funcionarios llegaron al rato porque les tuve que conseguir una cola; hicieron su procedimiento y lo sólo lo multaron con un monto ridículo de 500 U.T.. Lo más arrecho es que el Condicionamiento de venta está señalado en la Ley de Precios Justos como un delito que tiene como para ponerlo preso porque me aprendí el artículo 56 de memoria y lo único que le colocaron fue la multa. Hasta salió por prensa ese caso como si fuera una gran vaina y el carajo seguía tranquilo y; vendiendo una caja de cualquier producto recupera lo pagado en la zutana multa. Me volví a recordar de "Toño el Amable".
¡Coño Carlitos! Yo sé que andas apurado porque se te nota en tu cansancio, pero escúchame, tú defiende este gobierno y te aprecio. Cuando Maduro arrancó el Plan económico yo andaba incrédula, pero cuando me dieron aquel Bono por 600 BsS pude comprar muchas cosas que había dejado de comprar; pero Carlitos, ya esa vaina no está alcanzando porque los comerciantes volvieron a subir todas las vainas. Hacen cuatro días por mi casa le cayeron a un comerciante y le encontraron productos acaparados, eso salió en las noticias; me alegré por un momento, pero enseguida me dio arrechera verlo en la calle por un Juez que lo dejó salir. Yo me pregunto: ¿Será que ese tipo de casos Caracas no les hace seguimiento? Volví a recordarme de "Toño el Amable".
¡Mira Carlitos! Esta mañana fui a comprar un marranito para cocinárselo a mis nietos, el kilo ronda los 450 soberanos; yo lo como pero poco por el colesterol; también compré un kilo de jabón para lavar la ropita y me lo clavaron en 450 soberanos, lejos del precio de la fulana lista que sacó el gobierno y los mismo empresarios. Carlitos, yo cobro mi pensión en 1800 soberanos, ya la mitad me la he comido entre ese cochino, esta bolsita que ves y la mantequilla con la bendita galletica; la otra mitad se me va ir con unos medicamentos que los voy a comprar de una vez antes de que desaparezcan porque el gobierno y el sector farmacéutico acordaron unos precios pero yo sé cómo es todo, esa vaina va desaparecer como la carne. Pero ahí no queda todo, Carlitos. Hace una semana me fui averiguar unos precios con un nieto que se piensa casar; me dijo que lo acompañara a una comercial para preguntar por un colchón matrimonial, cuando llegamos al sitio vimos varios muy buenos, pero cuando preguntamos por su precio el árabe nos dijo que costaba 19.000 soberanos. Carlitos, mi nieto se va del país la próxima semana después que se case. ¡No, Carlitos! No se va de luna de miel, se para siempre. Nos dijo que era imposible formar un hogar en Venezuela porque si para comprar un pedazo de colchón es arrecho imaginarse comprar una nevera, cocina, etc.; y no puede esperar a que el gobierno le entregue una Vivienda equipada mientras le dice a su futura esposa: "dormiremos en el piso". Es triste, pero es la realidad. Con lágrimas en los ojos me volví a recordar de "Toño el Amable"; ya no volveré a ver a mi nieto.
¡Por ultimo Carlitos! Ya no te retengo por ahora, pero es que ando arrecha y no voy a perder la oportunidad de hablar contigo porque yo sé que tienes amistades en el gobierno y crees en la revolución. Pero debo contarte esto, me quise meter en el Consejo Comunal de mi sector, ahí nos reunimos un vainero de gente, cerca de 300 personas, hicimos todo lo que indica la Ley para elegir a sus nuevos voceros, cuando eso ocurrió nos llegamos hasta Taquilla Única y ahí caímos como condorito, nos colocaron a otros voceros montando otras elecciones a puertas cerradas. Conozco a varios que hicieron eso y les reclamé por qué le hacían eso a la comunidad y ellos me dijeron que aquí mandan ellos y están apoyados. En Taquilla Única les dijimos que íbamos a impugnar y la respuesta que nos dieron fue: ni que venga el joven van a poder, ésta orden es pesada. Me volví a recordar de Toño el Amable.
¡Ahora si Carlitos! Te dejo para que pueda irte hasta tu casa, yo voy a ver si puedo agarrar un transporte para ir hasta la mía o tendré que caminar como ya me estoy acostumbrando por este problema de que hay pocos vehículos y los que están cobran lo que les da la gana. Gracias por escucharme, quería desahogarme contigo.
Seguí el camino con mi hija, nos vimos las caras y me dijo: papá, esa señora se ve angustiada, ojalá y Maduro la llame para decirle que va mejorar todo eso lo que dijo para que esa señora pueda vivir sus últimos años bien. Yo le apreté más la mano a mi hija y seguimos caminando, quizás pensando también en "Toño el Amable". (cdsm).