Al hablar del crecimiento político del pueblo venezolano, somos muchos quienes opinamos que el venezolano común ha madurado bastante en los últimos años; ha madurado mucho más en estos seis años que en los cuarenta años anteriores de ejercicio político. Ha aprendido a leer las leyes que rigen el desempeño político y social, ha aprendido a exigir respeto a sus derechos. Pero creo que ese crecimiento y maduración política no ha sido lo suficiente, no todos han aprendido a leer y a informarse, muchos han aprendido sólo a reclamar independientemente de que reclame… llegando algunas veces a realizar reclamos de cosas que no son convenientes, legales o prudentes.
La constitución nacional nos otorga muchos derechos, individuales y colectivos, pero en el caso de los derechos colectivos nos impone la condición de sociedad organizada, lo cual no ha sido comprendido por muchos. Todavía hay comunidades que no están organizadas y permiten que algunas individualides se atribuyan la representación de la comunidad, incluso en las organizaciones políticas vemos con frecuencia que algunos se proyectan como dirigente del partido sin serlo, estos individuos venden su imagen al mejor postor, en especial en momentos electorales, para sacar provecho personal de quienes aspiran a ocupar cargos de elección popular en contraposición al manejo de algunos votos que son muy importante para los candidatos… lo cual insulta tanto al candidato al venderle algo que no pueden manejar ni vender, y a los electores al seguir considerándolos borregos que van como corderos a las mesas electorales, sin tener capacidad de discernimiento y de interpretación de las realidades políticas y sociales…
Este preámbulo va dirigido para llamar la atención del electorado. No se hasta donde llegue el alcance de esta realidad, pero en mis conversaciones con el venezolano de a pie, no he encontrado quien haya recibido un mensaje motivador para que desista de la idea de no votar o de no brindarle su apoyo electoral a un determinado candidato. Las campañas que he visto y escuchado en su mayoría, van dirigidas a que el elector vote por una determinada tarjeta o por algún candidato sin una razón de valor, que no sea la simpatía, el conocimiento de la persona mas no de su desempeño, incluso de algunos candidatos que han tenido un desempeño social poco deseable y hasta oscuro que le solicitan al pueblo que los respalde para llegar a ocupar un cargo de elección popular que le garantice la obtención de un sueldo seguro y en algunos casos, hasta la posibilidad de realizar algunos negocios ilícitos que le dejen algún beneficios personal por encima de los intereses del pueblo. Hay todavía quien aspira llegar como producto de la descalificación de otros candidatos.
Recuerdo un chiste de tipo político de una ocasión en la cual Superman llega a un evento en un estadio donde en un país que posee muchos disidentes, hay muchos asistentes y cuando termina el acto y Superman va a volar no puede despegar, mira hacia atrás y tiene cuarenta personas colgadas de la capa que le gritan “DALE QUE TU PUEDES”… este cuento me recuerda mucho la realidad electoral del pueblo venezolano, cuando muchos de los candidatos no tienen mérito alguno que ofrecerle Al electorado , lo cual no les permite darle la cara, pero hay un Superman que tiene una buena capa de la cual colgarse para obtener el respaldo del pueblo y el beneficio de su voto. Quien tiene agarrado el sartén por el mango es el pueblo, y es ese pueblo quien debe evaluar las condiciones del candidato a quien le dará su respaldo… el elector debe interpretar sí el candidato es o no capaz de realizar la labor para la cual se ha postulado o sí sólo se ha colgado de una buena capa que son muchos los colgados de la capa… debemos exigir que el candidato que desea nuestro respaldo nos de la cara e informe de cual es su plan de gestión para poder establecer la conveniencia de su elección o no…
Claro está que dentro del convulsionado mundo político venezolano hay diversos tipos de conveniencias, entre ellas las de tipo social, de tipo funcional, de tipo político, etc., y debemos establecer un balance de ellas para escoger la más apropiadas a los intereses colectivos, pero también es importante que un candidato nos proyecte confianza y no desconfianza…
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