La jornada electoral del domingo 09 de diciembre hace necesariamente como hecho político espacio para la utilización desde la perspectiva de cada posición dentro y fuera del país para la interpretación de la realidad venezolana.
El problema está en querer interpretar para acercar la realidad a la propia posición que se tenga, y no para adaptar la propia posición a la realidad.
En este sentido, lo primero que se realza es lo cuantitativo: el porcentaje de votación, 28%, este que es el numero positivo, al cual se le puede interpretar en la realidad por la cantidad de votos a favor de los partidos políticos o de las tendencias políticas, el análisis del sistema de votación, el tiempo de ejercicio del voto, la cantidad de votos nulos, entre otros.
Desde ese punto de vista se puede ver la composición política en función de la tendencia socialista, el Gran Polo Patriótico es el bloque absolutamente ganador, y dentro del bloque el PSUV es la primera fuerza con un porcentaje aplastante frente a todos los partidos políticos del 90% aproximadamente.
Frente a este hecho cabe analizar el camino para llegar al 09/12. En primer lugar, el ambiente político: las dirigencias de los partidos de oposición no activan a sus partidos políticos para la lucha electoral, como mecanismo democrático fundamental del sistema político venezolano.
Esta situación causa un doble efecto, por su puesto causa que un buen nivel de su militancia no participe en el proceso, lo otro es que desactiva a sus cuadros políticos locales, cercenándoles el derecho a la participación política.
Esto evidencia que la oposición no cuenta con una fuerza emergente capaz de superar a su dirigencia para reinterpretar el sentimiento democrático de sus bases y poder cuajar un proyecto o propuesta desde su perspectiva al país.
El otro efecto que causa es la falta de beligerancia política, evidentemente esto baja los niveles de cualquier campaña política, que en el caso fue totalmente anómala, frente a la historia y cultura política venezolana, causando en la militancia de ambas posiciones un bajón en la pasión electoral propia de los procesos electorales.
Desde el punto de vista de la dirigencia de los partidos políticos su realidad es otra, ellos ganaron porque el 72% de los votantes no votaron. Es decir, ellos se hacen responsables y causantes de la omisión o de la cifra negativa electoral.
Pero hay que analizar el nivel histórico de participación en las elecciones regionales en nuestro país.
En el caso de las alcaldías y de los concejales, nunca han sido de las elecciones con niveles altos de participación, nuestro país con una cultura presidencialista, se aglutina en torno a la elección presidencial, y a la elección de los representantes regionales en el ámbito nacional los diputados a la Asamblea Nacional. La historia refleja una participación de hasta el 15% en este tipo de elecciones.
A este factor cultural debe sumarse el hecho de la falta de pertinencia para el pueblo con la institución de las Alcaldías y Concejales, ese factor causa que los votantes no sientan este tipo de instituciones como figuras que le den respuesta al país y por tanto no desean participar en el proceso electoral.
Desde este punto de vista, es hora de revisar la necesidad de la existencia de las alcaldías, su redimensionamiento o sustitución por figuras más locales y cercanas al pueblo, que le permitan gestionar y administrar políticas, planes y programas públicos para resolver sus problemáticas con mayor eficiencia.
Pero la dirigencia de los partidos políticos de oposición insiste en la falacia, en tergiversar las cifras para hacer ver una realidad enturbiada por sus propios intereses.
En primer lugar, si el 72% de la población electoral no votante apoya a la oposición, ¿por qué no participó en la elección?; allí viene la segunda falacia, porque no confían en el sistema electoral, pero ese mismo sistema los declaró ganadores en la elección de la actual Asamblea Nacional. Por otro lado, de tener ese nivel de ascendencia, significaría que unos 15 millones de votantes los apoyarían y esa cifra no hay fraude que la oculte.
La realidad si los propios números de la oposición son ciertos, es que el padrón electoral tiene por lo menos dos millones de electores fuera del país y que no votan aun estando legalmente migrados; y si como dicen ellos mismos hay un promedio de 100 mil venezolanos saliendo del país a diario, esos tampoco están muy interesados en votar en este tipo de elección.
Pero cabe analizar la cifra del 28%, porque también la fuerza ganadora en la elección arrima la brasa a su azadón perdiendo la perspectiva; ¿quiénes fueron a votar legitiman la actual situación política, económica y social del país? Evidentemente que no, quienes votaron ejercieron su derecho humano, constitucional y legal a la toma de decisiones de nuestra Nación, cumplieron con su deber ciudadano y ejercieron su derecho, son culpables de la situación? No porque la dirigencia política de ambas posiciones derecha o izquierda, chavismo u oposición son los actores, generadores de las acciones u omisiones que llevan a Venezuela hasta el punto en que nos encontramos.
Los corruptos, los negligentes y los imprudentes los hay de ambos lados, tan responsable del bloqueo es quien pide en el extranjero la invasión del país como quien le jurunga el ojo al imperio.
Es tan responsable de la escases, el funcionario que da preferencia a la importación como el oligarca que se aprovecha de su monopolio para subir los precios y mantener al país en zozobra.
No cabe duda, el país vive una de sus épocas mas peligrosas para su supervivencia como República, las posibilidades de una invasión imperial extranjera son tan cercanas como a principios del siglo XX. El debilitamiento del bloque internacional construido por el Comandante Eterno, Lula y Kisner, es también evidente. La desactivación del aparato productivo, privado y público es otra realidad evidente. La dependencia de las empresas monopólicas y sus estragos en cualquier ingreso que pueda tener el venezolano o venezolana es tambien evidente, aunque en nuestra cultura el culpable de la situación económica será siempre el gobierno de turno. Y hablando de gobierno, los estragos de la corrupción y la negligencia e improvisación tampoco podemos ocultarlos.
Pero, quienes creemos en nuestro país, quienes lo amamos y decidimos apostar por quedarnos acá y luchar desde nuestra trinchera, tenemos que reorganizarnos como fuerza política dentro de nuestras respectivas posiciones.
El pueblo está en el medio de la guerra económica, escases, aumentos de precios, inseguridad son males que nos azotan como víctimas de la confrontación de una dirigencia que se aleja de la realidad nuestra porque construye su propia realidad de vehículos, viajes lobby y boato.
Aquí la importancia histórica de Chávez y la Revolución Bolivariana, su empeño en el cambio del aparato jurídico, en favor de dar la posibilidad al pueblo de construir su propio espacio de poder, mas allá de las oligarquías.
Desde el punto de vista Socialista, cuál de los ministros del pasado y actuales usa el metro, sale a la calle, camina con la gente, sufre con la gente o hace la cola en un abasto para comprar su comida?; pero igualmente cuál de los dirigentes de la oposición hace lo propio?.
Los análisis que se hacen de las elecciones, no son sino rémoras de la democracia representativa, pretendiendo ser dueño o prisma del país, de allí que los conceptos de nuestra democracia son importantes: participación y protagonismo, Venezuela Potencia, Bloque Multipolar, Poder Popular, definidos por Chávez en el compendio de leyes del Poder Popular. El trabajo como mecanismo de distribución de la riqueza definido en la LOTTT, el respeto a los derechos progresivos de los trabajadores. Los ejes de producción aguas debajo de las empresas básicas, desde la petroquímica hasta el oro y el uranio.
Nos corresponde como Pueblo Organizado, asumir lo económico, la producción, pero para ello tenemos que asumir lo político, desplazar a las actuales dirigencias, y entender que nuestro país no puede ser aniquilado por imponer nuestras posiciones políticas, que si como país tenemos que hacer muchos sacrificios, los haremos todos juntos para salir triunfantes de esta crisis, rompiendo con el sistema económico rentista, corrupto, e ineficiente con más de 50 años de historia.