Y sigue nuestro Padre de la Patria, Simón Bolívar, su Discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819, planteando y planeando cosas del pasado, presente y futuro del país más maravilloso que existe en la tierra; Venezuela.
"Un Pueblo pervertido si alcanza su Libertad, muy pronto vuelve a perderla, porque en vano las luces de la experiencia se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud, que el imperio de la Leyes es más poderoso que el de los tiranos, por que son más inflexibles y todo debe someterse a su benéfico rigor: que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de la Leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la Libertad. Así, Legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres pervertidos por las ilusiones del error y por incentivos. Vuestra obra, por imperfecta que sea, sin duda será superior a todas las fuerzas humanas. La Libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que robustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de la Mazmorras, y aniquiladas por las pestilencias serviles, ¿serán ellos capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto templo de la Libertad? ¿Serán ellos capaces de admirar de cerca sus esplendidos rayos y respirar sin opresión el éter puro allí reina? Meditad bien vuestra elección Legisladores. No olvidéis que vais a echar los fundamentos a un Pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección, no está presidida por el genio tutelar de Venezuela, que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma de Gobierno que vais a adoptar para la felicidad del Pueblo; si no acertáis, repito, la esclavitud será el término de nuestra transformación.
Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de Gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aun es, víctima de sus Gobierno. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del globo como viles rebaños destinados alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza, a la verdad, nos dota al nacer del incentivo de la Libertad; más sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila; aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución parece que tenemos razón para persuadirnos, que los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima que: Más cuesta mantener el equilibrio de la Libertad, que soportar el peso de la tiranía. ¡Ojalá que esta máxima contraria a la moral de la naturaleza fuese falsa! ¡Ojalá que esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los hombres con respeto a sus derechos más sagrados! Muchas Naciones antiguas y modernas han sacudido la opresión, pero son rarísimas las que han sabido gozar de algunos preciosos momentos de Libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios políticos, porque son los pueblos más bien que los Gobiernos, los que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la dominación los hace insensible a los encantos del honor y de la prosperidad nacional, y miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la Libertad bajo la tutela de Leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.
Solo la Democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta Libertad, pero ¿Cuál es el Gobierno Democrático que ha reunido a un tiempo Poder, Prosperidad y Permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la Aristocracia, la Monarquía cimentar grandes y poderosos Imperios por siglos y siglos? ¿Qué República ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El Imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene la Francia catorce siglos de Monarquía? ¿Quién es más grande que la Inglaterra? Estas Naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y Monarquías. A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo y aspirando a lo más perfecto, al separarse Venezuela de la Nación Española, ha recobrado su Independencia, su Libertad, su Igualdad, su Soberanía Nacional, constituyéndose en una República Democrática. Proscribió la Monarquía, las Distinciones, la Nobleza, los Fueros, los Privilegios, declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos inminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra legislación con caracteres indelebles, la majestad del Pueblo dignamente expresada al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una Nación"