La República bolivariana de La Florida (I)

Las vías marítimas de comunicación y su importancia para la emancipación de América, específicamente lo que se conoció como la República de la Florida, empresa de liberación patriota encomendada por el Libertador Simón Bolívar al oficial republicano Gregor Mac Gregor de nacionalidad Británica, en el año 1817 acciona en armas en lo que se llamaba la Península de la Florida, específicamente en la Isla Amelia, ella situada al noreste de la Península, en territorio que para esa época aún le pertenecían al Imperio Español que limitaban con los Estados Unidos. Esta operación militar fue la primera coalición Internacional Latinoamericana en búsqueda de la Libertad, ya que en ella se actúa en nombre de las repúblicas de México, Río de La Plata, Nueva Granada y Venezuela. Mac Gregor fungió como General en Jefe de este ejército, que tenía una característica muy particular, y era que había sido enrolado en las filas patriotas al estilo, si se quiere, de mercenarios o corsarios. Tales actividades eran practicadas en esos tiempos, sin embargo actualmente lo utilizan los gringos en Irak, Libia, Afganistán, etc., bajo la figura de contratistas, también lo utilizan los europeos. Hubo, Mac Gregor, que utilizar a los corsarios que realizaban sus actividades en las aguas del Caribe para poder conformar su escuadra, ya que éstos por su capacidad de transporte, conocimientos marinos y habilidades de combate, contribuirían a la operación libertadora, Mac Gregor reconocía que no eran las tropas ideales, pero confiaba qué tras varias acciones lucharían por el honor militar y la gloria; y no por la paga.

​Uno de los papeles principales o funciones más importante de esta nueva nación, La Florida, sería la de servir como lugar de abastecimiento logístico por su cercanía con los Estados Unidos, lo que permitiría a las naciones de Suramérica continuar con su lucha por la libertad, como la Provincia de Guayana para Venezuela. Este trabajo tiene su apología porque aquí se explica el porqué de los corsarios en el Mar Caribe y de cómo se intensificó esta actividad en América, también se describe la forma en que se utilizaban a éstos para la guerra por los estadounidenses; como por los hispanos americanos. También es justo reconocer la poca importancia que se le ha dado al tema en la historia oficial independentista de Venezuela, y al desconocimiento total de esta cuestión por parte de la mayoría de estudiantes venezolanos, tal vez el motivo por el cual este hecho de armas haya sido dejado en el olvido, sea la utilización de tropas corsarias, las cuales conformaron este ejército, causa por demás injustificada si tomamos en cuenta que en esa época todos se valían de esta gente. Igualmente es posible que existan razones del orden político, causas que probablemente sean las determinantes por el tipo de instrucción parcializada que se les imparte a los venezolanos; en donde aún se ocultan muchos episodios históricos.

La utilización de corsarios no era táctica exclusiva de los monarcas europeos, también se utilizaron corsarios en la guerra de Independencia de los EE.UU., tal es el caso del héroe nacional norteamericano, John Paul Jones, al que los británicos también calificaban de pirata, siendo el más extraordinario de los corsarios de la guerra de independencia norteamericana al capturar varios buques británicos, estando al mando de una balandra, esta acción le reconoció gran admiración por el ejército continental y el Congreso norteamericano. Cuando a finales de marzo de 1493 llegó a la corte española la noticia del éxito del viaje de Cristóbal Colon, y ante las pretensiones del Rey de Portugal de apoderarse de las tierras descubiertas por Colon, los Reyes Católicos pusieron en marcha un plan astuto con el fin de alcanzar dos objetivos principales: 1ª El Papa debía reconocer por medio de unas Bulas, el derecho de los Reyes Católicos sobre los descubrimientos de las Indias. Con ello, Castilla no hacía sino repetir el procedimiento seguido por Portugal años antes en los mares y tierras africanas al Sur de las Canarias.



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José M. Ameliach N.


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